NI EL ESTADO NI LA IGLESIA: ¡SOBRE MI CUERPO DECIDO YO!
*Por Marta Martínez (integrante de Autodeterminación y Libertad)
En el marco de la entrevista para una agencia de noticias mexicana el presidente Macri fue consultado por el caso Belén quien está condenada por un aborto espontáneo a 8 años de prisión, sin pruebas, por la justicia de Tucumán. Se encargó de dejar bien clara su posición en detrimento de los derechos de la mujer y un guiño a la Iglesia católica. Dijo, entre otras cosas, que durante su gobierno no se despenalizará el aborto. En el último Ni Una Menos miles de mujeres salimos a exigir ¡Basta de femicidios! pero también se volvió a repetir el grito ¡Ni una menos por abortos clandestinos! sumando la exigencia de ¡Libertad para Belén!, esos gritos también son desoídos en estas declaraciones. Así como también la lucha de tantos años de mujeres y movimientos feministas que buscamos el respeto al derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Tampoco oyó, como Cristina Kirchner también se negó a oír en su momento, las manifestaciones y eventos por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo que se realizaron por la presentación – nuevamente – del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Esta Campaña que nuclea a más de 350 organizaciones viene presentando hace ya mucho tiempo el proyecto y ha obtenido la firma de diferentes legisladores, inclusive del PRO y del FPV.
La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo no deseado es una lucha que las mujeres venimos llevando adelante inclusive al costo de nuestra propia vida. La decisión de ser madre es un derecho al que las mujeres debemos acceder del mismo modo que a la decisión de no serlo. No somos seres procreadores ni estamos para reproducir una clase. Es maravilloso ser madre cuando la mujer desea serlo, ahora bien, ni la Iglesia ni el Estado pueden obligarnos a ser madres. Las mujeres somos libres y queremos vivir nuestra libertad sin opresiones provenientes de morales o construcciones divinas ajenas, ni de explotadores.
La interrupción voluntaria del embarazo no deseado no es contraria a la planificación de la maternidad, justamente, la legalización implica la posibilidad de decidir sin que corra riesgo nuestra vida. Esta interrupción es la última opción y la legalidad implica no morir por las condiciones de clandestinidad. La educación sexual integral, sin estereotipos ni roles estancos, que lleven al pleno conocimiento de nuestra sexualidad y nuestros derechos reproductivos es esencial para poder tener libertad en la elección de nuestro futuro. Gracias a la educación sexual y a la distribución de anticonceptivos de forma gratuita y pública, es decir al alcance de todos, la planificación de la maternidad es un poco más libre. Ahora bien, para lograr la libre elección de la maternidad, en los casos en los que se producen embarazos no deseados y la mujer tenga que acceder a su interrupción debe poder hacerlo en lugares seguros como debe ser el hospital público, con material adecuado y personal idóneo. De esta manera se evitan las muertes por abortos clandestinos, los abusos de quienes realizan esta práctica como un negocio y las consecuencias que pueden tener dichas intervenciones realizadas en lugares insalubres e inadecuados. Las mujeres que mueren en abortos clandestinos son pobres, no pueden acceder a servicios de salud que las contengan y controlen durante el procedimiento o luego del mismo. La ilegalidad de la interrupción voluntaria del embarazo solo perjudica a la mujer que es condenada a llevar a término un embarazo que no desea, se la oprime y se coarta su libertad y el derecho sobre su cuerpo.
Quienes quieren ser madres que lo sean, quienes no, que tengan la posibilidad de decidir y no morir en el intento. Es por eso que ni la Iglesia Católica y su concepción divina ni el Estado en cabeza del presidente tienen derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida.
Seguiremos luchando incansablemente por el derecho que nos pertenece, seguiremos saliendo a las calles hasta conseguirlo, seguiremos gritando como en aquella multitudinaria marcha del 3J ¡Ni una menos por abortos clandestinos! ¡Aborto legal, seguro y gratuito en el hospital!