¡ABAJO LA REPRESION DE ORTEGA CONTRA EL PUEBLO DE NICARAGUA!
Una crisis política que el régimen intenta aplacar masacrando a la población.
* Por Sebastián Blanchard, integrante de AyL
Desde el 19 de abril el pueblo nicaragüense se volcó a la calle masivamente contra el ajuste del Gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. La gota que rebalsó el vaso fue el intento del Gobierno, de la mano del FMI por modificar el sistema de pensiones y jubilaciones que incluía aumento de las contribuciones y una rebaja del 5% en las pensiones.
Pese a la salvaje represión contra esas movilizaciones, Ortega tuvo que dar marcha atrás con la reforma, pero sin embargo esa medida no alcanzó para contener la bronca acumulada tras años de deterioro de las condiciones de vida de lxs trabajadorxs. Para fines del 2017 un tercio de la población vive en la pobreza, la precarización laboral y bajos salarios (la mayoría sobrevive con 100 dólares al mes) para beneficio de la patronal nicaragüense y las empresas extranjeras.
El régimen de Ortega se mantiene en el poder a base de represión, con cada vez menor de apoyo en la población, al mismo tiempo que el poder económico, principal beneficiario de sus políticas también toma distancia. Parecería ser que la falta de una alternativa clara para los intereses del poder económico y de EEUU -que no sea una radicalización de la movilización popular que se les resulte incontrolable-, es el motivo principal por el cual Ortega se mantiene en el poder. Producto de esta situación son las negociaciones para una especie de “salida pactada” a la crisis que mantienen Gobierno, Cámaras empresarias, y la Iglesia junto con la Embajada norteamericana y la OEA (Organización de Estados Americanos) como “garantes”.
Esta es la deriva de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fundado entre otros por Ortega al calor de la potente revolución popular que derrocó a la dictadura de Somoza en 1979 y que peleó contra los Contras financiados por los yanquis, que logró despertar admiración y solidaridad en toda América Latina, pero que producto del claro freno que el propio FSLN le impuso a las transformaciones socio-económicas que reclamaban las millones de personas que pelearon por derrocar a Somoza, más la aceptación de los dictados del FMI provocaron el distanciamiento con su Gobierno que lo llevó a la derrota en las elecciones de 1990 a manos de Violeta Chamorro.
Una vez fuera del Gobierno, la dirección del partido fue girando cada vez más hacia la derecha, haciendo alianzas con los partidos conservadores co-gobernando junto a Chamorro, se fue alineando paulatinamente con la política de Washington y se acercó a la Iglesia Católica, otrora enemiga acérrima de la revolución sandinista, a la que una vez en el Gobierno a partir de 2006 le concedió una ley de prohibición absoluta del aborto. A partir de allí, en los sucesivos mandatos (va por el tercero) el Orteguismo, gobernó para beneficio de la oligarquía terrateniente, de las transnacionales, y alineado con la política norteamericana y las empresas de capitales chinos.
El actual Gobierno de Ortega-Murillo no es otra cosa que un gobierno de millonarios corruptos que utilizando las banderas y símbolos la revolución de 1979 aplica las recetas del FMI contra su pueblo mediante la represión de las fuerzas armadas y bandas paramilitares contra sectores populares y estudiantes.
Repudiamos la brutal represión de Ortega en Nicaragua, que lleva décadas ensuciando el nombre de la izquierda, por ello rechazamos enérgicamente cualquier intento de justificación que se pretenda dar a este Gobierno represor bajo el ropaje de “antiimperialista” que nada tiene que ver con las banderas del socialismo por las que luchamos; al mismo tiempo que denunciamos cualquier intento de intervención del imperialismo norteamericano.
¡Apoyamos con toda nuestra fuerza la lucha de la juventud y el pueblo nicaragüenses!