JULIO LÓPEZ, DIEZ AÑOS DE IMPUNIDAD
* Por Sebastián Blanchard (integrante de Autodeterminación y Libertad)
El 18 de septiembre se cumplen diez años de la segunda desaparición de Jorge Julio Lopez.
Al momento de su desaparición, Lopez tenía 76 años, como declaró por última vez, toda su vida trabajó de albañil, militaba en Montoneros cuando en octubre de 1976 fue secuestrado por una patota que comandaba Miguel Etchecolatz, jefe de investigaciones de la Policía Bonaerense y número dos de Ramón Camps, el jefe máximo de esa fuerza responsable de los miles de secuestros, torturas, robos de bebes, y asesinatos en toda la provincia de Buenos Aires.
Durante el juicio en el que se juzgó a Etchecolatz -el primero luego de la reapertura de los juicios de lesa humanidad-, Lopez atestiguó contra el comisario y contó acerca de la participación del policía en su secuestro y en el de otros compañeros de militancia.
Luego de ello, el 18 de septiembre de 2006, el día que tenía que asistir a la audiencia para presenciar los alegatos de sus abogados, fue secuestrado. Hasta el día de hoy, el Estado, los gobiernos provinciales, nacionales y poder judicial, no dieron una sola respuesta para dar con su paradero.
A diez años de su secuestro, todas las instituciones son cómplices de su desaparición y garantes de la impunidad.
Felipe Solá, entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires, pese a reconocer que el secuestro de Lopez estaba vinculado con su declaración, mantuvo durante 18 meses a la propia bonaerense, principal sospechosa, a cargo de la investigación. Incluso, en vez de exonerar a los responsables de ensuciar, desviar y diluir la investigación, varios de ellos fueron premiados con ascensos, entre ellos Hugo Matzkin, responsable de la investigación en la bonaerense, quien luego fue durante varios años Jefe de la Bonaerense ya con Scioli en el poder. Solá lo había admitido y por eso no quiso tocar un solo engranaje de esa maquinaria; sus contundentes palabras explicaron sus motivos: “peligra la gobernabilidad de la fuerza”.
López, al igual que miles de sobrevivientes, confió en el gobierno de Néstor Kirchner, en la Justicia, y se armó de coraje para declarar contra uno de los responsables de sus torturas. A pesar de las palabras, el gobierno de los Kirchner en doce años de gobierno no depuró ni desmanteló las estructuras criminales de las fuerzas de seguridad, en las que mucho de los agentes de la dictadura continúan hasta el día de hoy.
Ni Solá primero, ni Scioli después, como tampoco Néstor y Cristina Kirhcner impulsaron una investigación seria por Julio Lopez. Así como se han negado sistemáticamente a abrir los archivos de la dictadura, tampoco lo han hecho con los archivos de las fuerzas de seguridad y de inteligencia sobre el secuestro de Lopez, prueba fundamental para saber lo sucedido.
El expediente lleva cientos de cuerpos con miles de fojas con documentación y testimonios que no llevaron a nada, la justicia durante más de un año mantuvo la caratula de la causa como “averiguación de paradero”. Se siguieron decenas de pistas, realizaron varios allanamientos, se dijo que se investigaba al entorno de Etchecolatz, a los miembros del Servicio Penitenciario, la bonaerense, la Federal, etc. Sin embargo, no hay ningún detenido. Hoy la causa está paralizada. Todo un paradigma de la impunidad que ya lleva diez años.
Etchecolatz, cada vez que tuvo oportunidad, se dedicó a provocar a los sobrevivientes, a los familiares y compañeros de Julio Lopez, sabiéndose responsable de su desaparición.
Hace pocas semanas, los jueces del tribunal oral federal de La Plata le concedieron el arresto domiciliario basándose en los informes realizados por los médicos del Servicio Penitenciario. Ese informe fue cuestionado por los querellantes y fiscales que denunciaron a los médicos por las sospechas de falsedades de ese informe. La maquinaria de complicidad estatal, ahora con Macri al poder, sigue vigente.
El reclamo por la Aparición con Vida de Jorge Julio Lopez adquiere más vigencia que nunca para sostener el juicio y castigo a los genocidas como Etchecolatz y de todos los cómplices de esos crímenes en la actualidad, y por la apertura de los archivos de la dictadura que todos los gobiernos
desde entonces a hoy se han negado a efectivizar