CRÓNICAS DE UNA MEDIDA ANUNCIADA ( NOSOTROS NO FIRMAMOS)
Las Fuerzas Armadas vuelven a intervenir en la vida política de los Argentinos
Empecemos de adelante para atrás. Esta mañana los Argentinos nos amanecimos con una noticia que nos duele en los más profundo de nuestra memoria colectiva: el papel de las Fuerzas Amadas en las cuestiones públicas e internas, y por lo tanto, en las definiciones que como país vamos tomando. La última vez que la sociedad civil y los grupos de poder abrieron una endija a tal posibilidad, el resultado fue una de las dictadura más espantosas que nos dio el siglo XX y que costó no solo 30000 desaparecidos, sino también, miles de torturados, exiliados y encarcelados, hijos apropiados en forma ilegítima, confiscación ilegal de inmuebles a través de extorsiones, corrupción en general, y en particular, un modelo económico, que en parte, es uno de lo responsables centrales del problema de inseguridad que hoy tanto se discute.
Con semejante herencia, los Argentinos comenzamos en plena vuelta de la democracia una práctica política ambivalente, pero que en sus contornos fundantes implicaba una reflexión sobre “lo que permitimos” y “lo que no permitimos” en este espacio común en donde compartimos un pasado, un presente y un futuro. De ahí que la discusión abierta por el gobierno de Kirchner y todas las cúpulas del PJ a nivel provincial, en connivencia con los medios de comunicación masivos y los grupos económicos, no sea una discusión menor, sino un capítulo central para nuestra época, en donde quizás el recuerdo de aquella otra Argentina, la argentina autoritaria, nos de un arresto de cordura y valentía para gritar, No, esta no es la salida, hasta aquí llegamos.
Empecemos de atrás para adelante. “El fenómeno de la inseguridad” que tanto se discute en nuestro país, es ontológicamente una construcción social. Es decir, si bien objetivamente los argentinos vivimos hechos aberrantes, solo entendibles en la situación en la que el sistema capitalista nos ha hundido, la inseguridad no solo se define en estas instancias, sino también en las construcciones significativas y en los imaginarios que los medios masivos de comunicación difunden por el campo social. En tal sentido, a partir de un hecho lamentable y doloroso como fue la muerte de Blumberg, los medios de comunicación como canal 9, el PJ en todas sus dimensiones, los grupos empresarios y los grupos de seguridad privada que hacen de la inseguridad un negocio, se han esforzado por operar a través del dolor de un padre (habrá que evaluar hasta donde este es o no responsable en dejarse operar), para plantear la discusión en términos de que el problema de la inseguridad se resuelve una vez más, a través de “la mano dura” y el endurecimiento de las penas, ambas instancias históricamente truncas, y lo que es peor, a partir de esta mañana, a través de abrirle políticamente a las fuerzas armadas un espacio para intervenir en la vida interna, publica y política de los argentinos. ¿Ni a canal 9, ni Pampuro, ni a ninguno de ellos, se les dio por reflexionar que acaso el problema de la inseguridad tenga que ver con la corrupción que anuda estructuralmente al estado, las fuerzas represoras y al sistema económico del que ellos son parte y responsables?. No, el problema sigue siendo para ellos la mano dura. Pero aún peor, la utilización de las fuerzas armadas para la lucha contra la inseguridad (su inseguridad y no la nuestra) a través del transporte, sus inmuebles, su tecnología y sus efectivos, viola tajantemente la ley sancionada por ellos mismos (ley de seguridad interior 24059) que erradica la doctrina de seguridad nacional y prohíbe cualquier tipo de participación de las fuerzas armadas en la represión e inteligencia interna. Una vez más, ellos mismos no respetan las reglas que escriben. Por eso, esta mañana, quizás empiece a ser la posibilidad de una reflexión que nos permita decir No!, yo no firmo. No canal 9, no Ruckuft, no policía federal, no Ejercito Argentino, su país no es el nuestro. Nosotros no firmamos.
Para terminar (o para empezar). Señores del poder: los argentinos estamos dispuestos y exigimos discutir y participar en las cuestiones de seguridad, pero no de su seguridad, sino de la seguridad de todos y todas, incluidas las víctimas del gatillo fácil, la de los piqueteros, y la de los que mueren día a día en forma silenciosa por causa del hambre. Pero también estamos dispuestos y exigimos discutir sobre distribución del ingreso, democracia y cuanta cuestión nos corresponde. Ahora bien, de los militares ya no discutimos, de eso no vamos a discutir, de eso decimos absolutamente no, y puesto que la mano dura lleva en ultima instancia a los militares, de la mano dura también decimos no. Señores del poder, punto y aparte.