CHUBUT HOY Y EL 2001


[Por @geraromagnoli]
Lo que ha ocurrido en Chubut es una muestra del funcionamiento de este régimen político llamado “democracia” representativa en la que, según el artículo 22 de la Constitución “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”.
Arcioni llega a ser gobernador haciendo su campaña “en defensa del agua” en una provincia que lucha contra la megaminería desde hace 20 años. Una vez en el gobierno se sienta con la empresa Pan American Silver a definir un plan para que se apruebe su “proyecto de zonificación” y autorizar la actividad megaminera, que prometió que nunca haría porque allí se juega la contaminación del agua como bien común avanzando hacia un ecocidio. Algo parecido ya había ocurrido en Mendoza (con el respaldo de Kirchneristas y oposición) pero el pueblo en las calles se lo impidió.
Digámoslo claro: con esta democracia el pueblo vota, candidatos, consignas, slogans, promesas, tradiciones y expectativas, pero no decide nada, ni le impone a la dirigencia obediencia a lo votado. Por todo esto, pasado el acto eleccionario, se transforma en “letra muerta”, disfraces de un carnaval de máscaras, ya que -esgrimiendo aquel artículo de la Constitución- la dirigencia política deja de estar vinculada a la voluntad del pueblo para sentarse en la mesa de la dirigencia económica (empresas, bancos, grandes comercios, agronegocios, megamineras etc., etc., etc.,) y DECIDIR solo con ellas las políticas concretas que llevará adelante para su beneficio.
No pocas veces esa “mesa tiene 3 patas” porque también se sienta la dirigencia sindical -experta en maniobras electorales para perpetuarse- para colaborar “atando las manos” de la clase trabajadora y sectores populares para que no enfrenten o debilitarlos y confundirlos para que no se impongan estas políticas.
En Chubut la burocracia sindical ha jugando un rol activo para los planes de la Pan American Silver fue clarísimo. Varios sindicatos, entre ellos Camioneros, Uocra y Petroleros, con la excusa de “defender la generación de puestos de trabajo”, movió su aparato, y hasta convenció a un sector de los trabajadores de defender la instalación de la megaminería. Se encargan muy bien de que no se sepa que no hay ningún ejemplo de que pasado el breve momento de la instalación esta industria genere una cantidad verdaderamente significativa de puestos de trabajo, ni “derrame” riqueza sobre el conjunto de la población sino cianuro lo cual queda claro observando que los pueblos de las provincias mineras, justamente no gozan de mayor riqueza, pero sí un verdadero ecocidio vinculado a la contaminación del agua que afecta enormes áreas.
Chubut hoy muestra la causa de que el capitalismo no pueda tolerar un régimen verdaderamente democrático. Una DEMOCRACIA DONDE EL PUEBLO TRABAJADOR (el que produce la riqueza material, cultural y científica) DECIDA LAS POLÍTICAS y designe funcionarios que las instrumenten, pudiendo ser removidos del puesto en cualquier momento si no cumplen y sin necesidad de esperar nuevas elecciones.
A 20 años de 19 y 20 del 2001 lo ocurrido en Chubut, como en tantos otros hechos, vuelve a mostrar que la dirigencia política, lejos de someterse a la voluntad y necesidades populares, priorizan las exigencias de empresarios (con la dirigencia sindical a su servicio) o las del FMI: son el problema y ninguna solución. “¡Que se vayan todos!, ¡Que este pueblo puede solo!” fue el grito del pueblo en las calles y asambleas, una tarea y desafío pendiente para el pueblo trabajador.
Desafío de unirse desde abajo y auto-dirigirse. Sacar a la dirigencia y debatir democráticamente cómo y por dónde seguir dando pasos para construir un país con sus necesidades como prioridad y no el lucro empresario.