LA OMC EN ARGENTINA Y LA CONTINUIDAD IMPERIALISTA DE LA GLOBALIZACIÓN
* Por Sergio Sallustio, integrante de Autodeterminación y Libertad
Del 10 al 13 de Diciembre Argentina es sede de la Reunión Ministerial de la OMC. Por primera vez en Latinoamérica el capitalismo mundial con su profunda crisis de multilateralismo se presta a debatir la continuidad de la globalización que le dio vida al sistema de explotación mundial luego de la crisis de mediados de los ’70 y que estalló como modelo de expansión imperialista y de los negocios de los capitales transnacionales con la caída económica global del 2008.
Los acuerdos mega-regionales llegan en el contexto de la disputa directa entre China y EEUU por el control del comercio mundial, o dicho de otro modo, el modelo de acumulación impulsado por las empresas asentadas en uno u otro país. Con el nuevo entramado mundial, el avance del proteccionismo estadounidense, la desaceleración de la expansión China, el Brexit y la cuestionada dominación alemana sobre la alicaída Unión Europea, el freno del BRICS (especialmente de Brasil) y los desacuerdos en prácticamente todos los bloques regionales (empezando por el TTP que nunca arrancó), se espera que la OMC, desde la Ronda de Doha que comenzó en el 2001 (y está en debate si logró cerrarse), continúe con su serie de desacuerdos que evidencian la disputa por un mundo y un sistema capitalista en crisis.
El lugar de Latinoamérica y los trabajadores explotados de todas las regiones del mundo
La OMC ha cumplido la tarea de afianzar el viejo modelo de ventajas comparativas, en el cual los países para progresar y aprovechar los beneficios del comercio mundial deben expandir las áreas de su producción en las que tienen menores costos y mayores condiciones “naturales” para crecer y abandonar así todo intento de diversificarse, ya que podrán obtener aquello que no producen de manera eficiente por la vía del intercambio comercial. Este mundo imaginario que ideó David Ricardo hace dos siglos, mejorando la división del trabajo mundial y las ventajas absolutas de Adam Smith, ha sido utilizado como fundamento teórico para someter a los países productores de materias primas, y de menor precio relativo comparado con la producción industrial y de alta tecnológica, al subdesarrollo y el atraso productivo. Mientras tanto, avanzó en la práctica del comercio mundial a lo largo de la historia el “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago” por parte de las potencias, con las correspondientes complicidades locales, en la que el proteccionismo resultó la principal vía para el desarrollo industrial y el avance tecnológico así como también una vía para salvaguardar a sus “ineficientes” productores agropecuarios, mientras se exige al resto del mundo pobre y atrasado abrir completamente sus economías a “los beneficios del comercio mundial”. Así, el capitalismo transnacional se benefició de ambos modelos comerciales supuestamente en pugna, proteccionismo y libre comercio, según su conveniencia histórica y geopolítica. Un claro ejemplo del doble estándar que hay en la OMC es el de los años noventa, cuando no solo la mayoría de los países periféricos no tenían los fondos para subsidiar a sus agricultores o habían abandonado los subsidios por recomendaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que los países europeos y EE.UU. sí lo hacían. Esto significa que hoy en día EE.UU. tiene permitido subsidiar a sus empresas agrícolas con más de u$s 19 mil millones por año y la Unión Europea a usar poco más de 72 mil millones de euros anuales para apoyar a su agricultura mientras que el resto del mundo debe desmantelar sus subsidios y ayudas internas.
Tal es así que llegamos al siglo XXI con el continente africano saqueado por la dominación absoluta y el colonialismo moderno, con el hambre, la miseria y las muertes evitables expandiéndose al galope, Latinoamérica arrasada en sus bienes comunes, atrasada en materia tecnológica, y primarizada en su capacidad productiva, altamente dependiente del monocultivo sojero, la extracción de algún mineral, o la explotación petrolera, y gran parte de Asia igualmente dependiente del agotamiento petrolero o de la super-explotación de su mano de obra. También la mayor parte de Europa sufre la deslocalización del capital (multinacionales que se mudan a países con mano de obra ultra barata y dejan un tendal de desempleo y marginación) y la financiarización de sus economías que aplastan desde el poder económico a los países periféricos con deudas impagables para parte del pueblo trabajador.
Desde hace treinta años la OMC representa el modelo económico que promueve las ganancias empresariales por sobre el empleo, los salarios dignos y la integridad del medio ambiente, con sus agendas hipócritas de liberalización y apertura. El mal llamado libre comercio implica mayor nivel de flexibilización laboral, desempleo, precarización y subordinación a las reglas del mercado internacional por parte de los pueblos, los acuerdos de la OMC promueven la competencia que afecta sobre todo a quienes tienen inserciones más débiles: las mujeres y los/as jóvenes. Por otro lado, la agenda de la liberalización también es la agenda de la privatización, lo que incluye considerar como más eficientes la educación y la salud privada, por sobre la pública. En lo que respecta a la agricultura específicamente, el libre comercio promueve la idea de la mercantilización de la vida, lo que incluye a los alimentos. Las reglas establecidas en el Acuerdo de Agricultura de la OMC privilegia la producción agrícola a gran escala e industrializada, fortaleciendo así a las transnacionales por sobre la agricultura familiar y agroecológica, y a las fábricas procesadoras de alimentos, los mercados de biodiesel y los animales en feed lot por sobre la agricultura comunitaria y sustentable.
Las discusiones de la Ministerial en Argentina 2017
Se destacan el debate de los países productores de materias primas que condicionan (con debilitada fuerza política y gobiernos locales cipayos) su apertura comercial, al fin de los subsidios agrícolas por parte de las potencias que representa más de cinco veces los aplicados a los productos industriales, y que garantizan a sus productores una eficiencia que no tienen “por naturaleza”, y que permitiría mejorar los términos de intercambio (o sea, el precio relativo entre las materias primas y los productos industriales, esto es por ejemplo, que con vender alimentos podamos comprar y alcance para insumos para fabricar autos o tecnología para comenzar a fabricar esos insumos).
Por otra parte las restricciones de patentes, que impiden por ejemplo el libre desarrollo de medicamentos fundamentales para salvar vidas. Las multinacionales con casas matrices en los países imperialistas exigen impedir el uso de “sus descubrimientos”. Las patentes han limitado el acceso a los medicamentos y han contribuido a la eliminación del derecho más elemental, que es el derecho a la vida. El Acuerdo sobre los Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS por sus siglas en inglés), que forma parte de los acuerdos de la OMC, brinda protección especial a los poseedores de patentes, entre ellos las empresas farmacéuticas que producen y distribuyen medicamentos. Antes de las negociaciones del TRIPS a principios de los años noventa, muchos países no otorgaban patentes para productos farmacéuticos, argumentando que al patentar un medicamento, la empresa recibe el monopolio de fabricación y distribución, encareciendo el remedio. Para dar un ejemplo de lo que significa la propiedad intelectual de los medicamentos, un tratamiento para el SIDA con medicamentos antiretrovirales que tienen patente (es decir con derechos de propiedad intelectual) cuesta al año u$s 12.000, mientras que con medicamentos genéricos (ya sin patente) cuestan u$s 420 anuales.
También la discusión de patentes y propiedad privada sobre la investigación y desarrollo intenta imponer un modelo de producción en los países más atrasados y primarizados, impidiendo la Soberanía Alimentaria y convirtiendo la producción agropecuaria en monocultivo, contaminación y alimentación insustentable, con Monsanto-Bayer a la cabeza. El TRIPS afecta a las semillas, impidiendo que los campesinos y campesinas puedan guardar sus propias semillas, y que puedan alimentarse y alimentar a sus comunidades.
En comercio electrónico el Sillicon Valley completo con el grupo “GAFAM” (Google, Amazon Facebook, Apple y Microsoft) al frente, exigirán normas vinculantes para desarrollar sus negocios y lograr el libre acceso a los datos y la eliminación de las regulaciones impuestas por el derecho a la privacidad de las personas, así como también la imposición de impuestos locales para sus negocios, mientras el comercio virtual avanza a paso firme y comienza a desbordar a las ventas con localización física y territorial.
La protección de inversiones y la regulación de compras gubernamentales con beneficio para las multinacionales, que vayan más allá del mandato de Doha, tal como las “Reglas para la Facilitación de Inversiones”, propuesto por Brasil, Argentina, Rusia y China y resistido por India, Sudáfrica y varios países latinoamericanos como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba. Esta negociación se propone que los países hagan más “transparentes” sus regulaciones hacia los inversores extranjeros, con el fin de “facilitar” la llegada, operación y salida de dichos inversores. Así, otorga prerrogativas al sector privado ya que da el derecho a los inversores de opinar sobre nuevas regulaciones que un país quiera sostener frente a estos.
Un mundo donde quepan muchos mundos
La OMC no es un problema para nada alejado a nuestra vida cotidiana. El comercio internacional orienta el modelo de desarrollo de nuestros países, organiza nuestro sistema productivo y afecta regulaciones estatales, por ello impacta sobre las oportunidades de trabajo, el tipo de bienes que consumimos, el sistema educativo y de salud con el que contamos, el acceso a medicamentos, al agua, a la energía, a los alimentos, a los servicios públicos esenciales, a la cultura y al conocimiento.
Los recordados enfrentamientos de Seattle de 1999 contra la Ronda del Mileno de la OMC sientan un precedente de solidaridad de los pueblos del mundo para luchar contra el poder más concentrado, por soberanía alimentaria, soberanía energética, independencia financiera y no pago de la deuda, defensa de los bienes comunes, freno al cambio climático, derechos de los migrantes, empleo digno, y anti-patriarcado. En diferentes lugares del planeta se han establecido movimientos de resistencia que se esfuerzan por construir una sociedad que se organiza alrededor de garantizar la vida, la autogestión, que prioriza la educación, la interculturalidad, el cuidado de los niños, de las personas ancianas y enfermas, la producción pública de medicamentos, la investigación y desarrollo, los servicios sociales, la nutrición y la preservación de la naturaleza. Romper con la lógica capitalista competitiva de obtención de cada vez más ganancias como único objetivo para la acumulación, contraponiendo una economía colectiva y solidaria, autogestiva, en manos del pueblo trabajador y con la satisfacción de necesidades humanas con único guía. La lucha de los y las trabajadoras, auto-organizados y en rebeldía contra la explotación, multiplicando experiencias que confronten con una OMC y su agenda de las corporaciones que nada tiene que ver con los pueblos del mundo.
Ahora más que nunca, ¡trabajadores del mundo, uníos!
Corto y claro……todas las Pilas a la Autoorganizacion…..Mauro(Docente Cba)