De las elecciones ha surgido un gobierno políticamente débil en relación al poco ascendiente que tiene en la población. Sin hilar muy fino en las PASO de agosto la Alianza que encabeza Macri sacó un 28 % que son los votantes que se pueden considerar bien vinculados a Cambiemos. Y si recordamos esa primaria, del PRO sólo eran un 23 % ya que los demás votaron a Sanz y a Carrió. Y estamos hablando de los votos emitidos, si contamos de todo el padrón es menor todavía el porcentaje. Luego en la primera vuelta sacó el 34 %, ya fue todo voto al conjunto de Cambiemos. Y recordemos que el peronismo sacó sólo un 37 % después de una década de crecimiento, con un marco favorable para el poder en esos años y teniendo en frente a un armado muy reaccionario y hecho a último momento amontonando al PRO con la UCR y Carrió. La maniobra de la segunda vuelta no cambia las cosas, los votos son resultado de una opción obligada de uno o de otro, o voto útil, o voto castigo o voto anti. No son votantes que van a salir a defender cualquier ajuste que se haga, suba de tarifas, pérdida de salario. Sin embargo la difícil situación económica que deja el kirchnerismo y la defensa de Macri de la rentabilidad empresaria como prioridad, para la orientación del PRO de descargar, entonces, la crisis en la población. Y veamos que los resultados de hoy muestran que todo está tan agarrado con alfileres que salen casi mitad y mitad.Esta vez Scioli y Macri, en nuestra opinión, obligaban claramente a rechazarlos a los dos. Las causas de fondo que ayuden a explicar el por qué, luego de una década donde la economía llegó a crecer al 8 % anual, se llega a dos candidatos de esas características tan reaccionarias habrá que hallarlas en la responsabilidad del gobierno kirchnerista y en las tareas de acentuar el ajuste y el saqueo que necesitan los de arriba. (51,4 % a 48,6 % de los votos, no del padrón) lo que lo debilita un poco más aún. Gana justo. Necesita acordar con los radicales, con Massa y con kirchneristas para gobernar, sacar leyes, etc. Pero para políticas de ajuste y saqueo eso no es fácil porque los debilita a todos. Y tanto el macrismo como el FPV ya son agrupaciones que no tienen cautivos los votos como el PJ antes. Y va a haber resistencia lo que trabará los arreglos, los dificultará. Que Macri sea el presidente provoca un rechazo visceral. Pero eso era previsible: la supuesta opción era Scioli, que no era opción en realidad. Frente a esta situación antidemocrática AyL tenía la obligación de plantear lo que planteó y nos sentimos muy seguros de haberlo hecho. Esta vez Scioli y Macri, en nuestra opinión, obligaban claramente a rechazarlos a los dos. Las causas de fondo que ayuden a explicar el por qué, luego de una década donde la economía llegó a crecer al 8 % anual, se llega a dos candidatos de esas características tan reaccionarias habrá que hallarlas en la responsabilidad del gobierno kirchnerista y en las tareas de acentuar el ajuste y el saqueo que necesitan los de arriba. Son los candidatos seleccionados para la etapa que se viene contra el pueblo. Y encima la elección termina como corolario con el triunfo de Macri.Sin embargo se abre otro período, en el que, como decimos, los de arriba tienen herramientas reaccionarias pero más débiles que antes y armadas de apuro, (la frase que más se repite en estas horas en las entrevistas es la de “cómo lograr gobernabilidad”) y el pueblo está entero y nada indica que no va a oponerse a ajustes y entregas. Dijimos en todos estos años que no se estaban haciendo cambios de fondo, lo reiteramos en la campaña durante el año, estuvimos incluso denunciándolo en canales y programas oficiales, lo escribimos numerosas veces, luchamos en toda la década por señalar la falta de cambios de fondo en la estructura extranjerizada y concentrada que el kirchnerismo no solo no tocó sino que profundizó (“se la llevaron en pala”, dijo siempre la presidenta de las ganancias formidables de las corporaciones, si no se la hubieran llevado todo lo que se podría haber hecho con esa plata) y la falta de cambios institucionales en esta democracia para ricos que tampoco modificó, al contrario, montaron un poder político y un gobierno apoyado en el aparato del PJ, los gobernadores feudales, los barones del conurbano y en la patota sindical de la CGT, con decisiones de pocos, muy pocos, frente a tantos y tantas dispuestos a protagonizar sin posibilidad de participación popular ninguna, fortaleciendo los aparatos de represión y hasta reprimiendo en protestas y luchas. Esa falta de cambios estructurales e institucionales terminó en el “dedazo” presidencial bajando candidatos y designando nada menos que a Scioli, todo lo cual explica en gran parte que se haya terminado en esta derrota electoral del peronismo. Y lo grave facilitándole el camino a alguien como Macri y sus políticas antipopulares.

Sin embargo se abre otro período, en el que, como decimos, los de arriba tienen herramientas reaccionarias pero más débiles que antes y armadas de apuro, (la frase que más se repite en estas horas en las entrevistas es la de “cómo lograr gobernabilidad”) y el pueblo está entero y nada indica que no va a oponerse a ajustes y entregas. Allí está el desafío de hacer lo que no se hizo, pelear y pelear en esas luchas que vienen por hacer las transformaciones de fondo que no se hicieron. Y en esas luchas desde AyL insistiremos en autoorganizarnos y autodirigirnos para evitar que nuevamente sean desviadas o debilitadas por aparatos y dirigentes.

El pueblo perdió y tenemos un serio problema con el gobierno que ganó. Pero los que gobiernan también los tienen para lo que se proponen hacer contra el pueblo. La clave de todo es si el pueblo lucha, se opone, pone límites. Allí se verá la debilidad. En cambio si no hay lucha obrera y popular el gobierno y los de arriba tienen otro margen. Y todo indica que va a haber pelea. Y allí, en esa pelea, estaremos junto a los que estén, que serán muchos y muchas.