REFORMA LABORAL: UNA “AVENTURA ÉPICA” Y “EXCITANTE” QUE PAGARÁN LOS/AS TRABAJADORES/AS
* Por Sergio Sallustio, integrante de Autodeterminación y Libertad
UNA “AVENTURA ÉPICA” Y “EXCITANTE” 1
Reforzado por el resultado electoral y necesitado de urgentes inversiones el gobierno avanza por mejorar las ganancias empresarias por la única vía posible: atacando el salario y las condiciones de trabajo.
El proyecto de reforma laboral que se conoció en la última semana forma parte de una propuesta más integral y coordinada junto con la reforma tributaria y previsional, reformas que el gobierno de Cambiemos intenta implementar alimentando expectativas de mejora en las condiciones de vida de la población en su conjunto. Pero si la mitad de lxs trabajadorxs se encuentra precarizado y cobra menos de diez mil pesos, si la pobreza orilla el 30 % de la población, más que una reforma laboral ¿no se debería implementar una “reforma empresaria” para ajustar a los grandes grupos económicos, a los que se han fugado cientos de miles de millones de dólares al exterior o a los buitres que especulan con la Deuda?
Lejos de eso el Gobierno intentará negociar esta reforma, que ataca directamente derechos laborales, con el PJ-FPV, el massismo y gran parte de la dirigencia política, junto a la dirigencia gremial siempre predispuesta a transar con los gobiernos de turno y darle la espalda a lxs trabajadorxs, confirmando una y otra vez que el pueblo no decide ni participa de nada, ni siquiera en momentos donde se discute una reforma que lo afecta directa y negativamente al quitarle derechos elementales.
EL PROYECTO DE REFORMA LABORAL
En su discurso post-elecciones en el Centro Cultural Kirchner, el presidente Macri planteó que todos los sectores tendrán que ceder en algo, pero más allá de que es inaceptable que se les exija seguir cediendo a los que viven de su trabajo, con el proyecto de reforma laboral los únicos que ceden son los trabajadores, no hay nada en el proyecto que resigne el empresariado que ha embolsado fortunas en los últimos quince años.
En estos dos años, el gobierno no solo ha avanzado sobre el salario real con una brutal devaluación, ajuste de tarifas, una elevada inflación y avalando negociaciones a la baja en las paritarias, sino que ahora busca avanzar más claramente en el aumento de la tasa de explotación vía intensificación y extensión del tiempo de trabajo, es decir todo lo que hace a las modificaciones de las formas o las condiciones de uso de la fuerza de trabajo.
Se violentan conquistas históricas, como el reconocimiento de la relación desigual y de explotación por parte de las patronales hacia sus trabajadores, ubicando de manera ficticia la relación entre ambos en posición de igualdad ante la ley; restringe la aplicación del criterio “ius variandi” (permitiendo la modificación de manera unilateral de las condiciones de trabajo por parte del empleador); cambia la noción de “irrenunciabilidad” que establece que ningún trabajador puede aceptar condiciones peores a los de la Ley y el Convenio Colectivo en su contrato individual; y se mete nada más y nada menos que con la jornada de ocho horas que ha costado sangre, sudor y lágrimas, extendiendo la jornada laboral a un “máximo de diez horas diarias” y desconociendo las horas extra por el mecanismo del banco de horas 2 (las horas que el trabajador trabaja en uno o varios días “en exceso” respecto de su jornada normal y habitual podrán ser compensadas en otros días trabajando “de menos”, sin ninguna contraprestación especial).
Se facilitan los despidos como mecanismo de disciplinamiento de la clase trabajadora, reduciendo el plazo de prescripción para las acciones judiciales contra los empresarios (que pasarían de dos años a un año), y redefiniendo el concepto de “salario” eliminado para el cálculo de indemnizaciones los rubros de horas extra, comisiones y premios, pagos en especie como vehículo y celular, todos conceptos que en muchos casos complementan un salario indigno e insuficiente, y son usados en la práctica para elevar un poco los magros salarios de bolsillo.
Insólitamente, mientras el gobierno encubre la reforma planteando un extendido blanqueo laboral que augura terminar con el empleo en negro (la misma maniobra que utilizó con el blanqueo de capitales enmascarándolo con la “reparación histórica” de los jubilados), facilita los mecanismos de precarización laboral: crea la figura de “registración temporal irregular” y la extraña categoría de “trabajadores autónomos dependientes” (para justificar los numerosos contratos basura y monotributistas que encubren relaciones de dependencia), extiende las pasantías y períodos de prueba, y elimina la responsabilidad patronal en variados casos de tercerización.
Con el falso argumento de incentivar las contrataciones registradas y reducir la tasa de desempleo y de empleo en negro (reconociendo el gobierno que sus políticas impulsan a un aumento de las mismas), propone una baja generalizada de las contribuciones patronales (con un mínimo no imponible que se estima en 12 mil pesos y la reducción del 21% al 19%) que implica lisa y llanamente un aumento de la rentabilidad empresarial en detrimento de la recaudación del Estado y la consecuente estabilidad del sistema previsional. Durante los gobiernos de Menem y la Alianza hubo una rebaja muy importante de los aportes patronales, que pasaron de estar en torno del 30% a alrededor del 17% en el año 2000, mientras que a la vez el empleo no registrado y el desempleo aumentó sistemáticamente. No hay pruebas empíricas que sustenten semejante regalo, mientras el costo fiscal de esta medida en 2022 rondaría los $130 mil millones, los recursos estarán saliendo de: los propios jubilados que, de acuerdo a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que se propone implementar, verán sus haberes congelados en el poder adquisitivo que tienen hoy (se actualizarán sólo a la par de la inflación y no según la recaudación de ANSES y el aumento de los salarios) 3; y de los trabajadores sobre los cuales se proyecta eliminar el techo para el cálculo de aportes personales que actualmente ronda los salarios brutos de $82 mil, incrementando la presión impositiva sobre los salarios altos.
NEGOCIANDO LA TRAICIÓN
La reforma apunta a modificar aspectos vinculados a condiciones del derecho individual del trabajo, manteniendo ciertos puntos clave del modelo sindical como forma de negociación con la burocracia, como son la personería gremial, el manejo de las obras sociales, la eternización en los cargos, y el sindicato único por actividad. Contrario a la imagen rimbombante del gobierno encarcelando mafiosos sindicalistas (como “Caballo” Suárez o “Pata” Medina), mantiene negociaciones y muestra apoyos de lo peor que ha dado la historia del sindicalismo argentino, lo cierto es que la patota sindical millonaria son sus principales cómplices.
LA AVENTURA SERÁ CONFRONTAR NUESTRA OBSERVACIÓN CON NUESTROS SUEÑOS
El gobierno sigue generando expectativas en una supuesta lluvia de inversiones que nunca llega, y justificando así el avasallamiento sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador. Buscando la empatía de los mercados, cumple los deberes para que el FMI apruebe las cuentas o para ingresar a la OCDE, sea cual sea el daño que se genere en la economía real. Mientras tanto el empresariado, desde la Sociedad Rural a la Unión Industrial pasando por los Bancos y el negocio financiero, aumenta su rentabilidad con reformas que los benefician ampliamente sin ningún costo ni compromiso. Los enormes desórdenes macroeconómicos que el gobierno no logra controlar, como el déficit fiscal, alta inflación constante, el creciente endeudamiento, la revaluación del peso, y el déficit récord del sector externo, por los cuales se lo acusa de exceso de gradualismo, siguen funcionando de excusa y postergando el soñado respaldo concreto del sector empresario materializado en inversiones, que observa sin dudar el poco sustento del proyecto cortoplacista del gobierno solo recostado en el ingreso de dólares por la vía de deuda.
Solo los y las trabajadoras organizados en asamblea y desde las bases podrán presionar para frenar esta reforma antiobrera, y luchar por una imperiosa democracia sindical; denunciar a sus empleadores por trabajo en negro, contratos basura y flexibilizaciones, sin riesgo a perder el empleo; reducir la jornada de trabajo con igual salario para combatir los despidos; obtener el 82% móvil y administrar el ANSES para garantizar el pago de las jubilaciones; y proteger el salario con paritarias en ascenso.
——————————————————————————————————————-
1. Discurso del presidente Mauricio Macri anunciando las reformas en el Centro Cultural Kirchner el 30/10/2017: “…Qué aventura más excitante que hacer que una comunidad se desarrolle, más allá de los límites que creía tener; qué aventura más épica que la de un nuevo desarrollo, basados en consensos básicos deseados por todos. Eso es aventura, la aventura de cambiar, de mejorar todo lo mejorable. Eso provoca entusiasmo y nos desafía a tomar las riendas con nuestras propias manos”.
2. La jornada laboral ya tiene distintas formas de flexibilización en la actualidad a través de jornadas en base a promedios (permitido a través de la Ley de Empleo de 1991 en los Convenios Colectivos), turnos rotativos, o turno americano. Ninguno de estos mecanismos de explotación fue modificado por ningún gobierno y la nueva legislación apuntaría a difundir aún más y profundizar estas formas de explotación de la fuerza de trabajo.
3. El ahorro que significaría para ANSES el cambio de fórmula rondaría los $150 mil millones.