EL LLAMADO “PLAN DE PAZ” DE TRUMP O LA LEGITIMACIÓN DE LA USURPACIÓN ISRAELÍ
*Por Luis Zamora

Trump y Netanyahu. Una alianza para el colonialismo israelí
Semanas atrás el presidente Trump, junto al primer ministro israelí, dio a conocer lo que llama el “plan de paz para Oriente Medio” y que él mismo publicitó como el “acuerdo del siglo”. Se dice que es una zona atravesada por el “conflicto árabe- israelí” y la presentación se hace como si fuera una propuesta para “pacificar la conflictiva” región.
El colonialismo sionista y la larga batalla del pueblo palestino
Lo primero es lo primero. No hay un “conflicto” allí; lo que hay, desde finales del siglo XIX, es la batalla de un pueblo, el pueblo palestino, por defender su tierra, su cultura y su historia, su vida y su libertad, y su existencia misma contra un movimiento colonialista, el sionismo, (1) que desde aquella época y con el apoyo inicial inglés, principal imperio de la época, comenzó un proceso de migración hacia la región y de usurpación de las tierras palestinas. Contó con un fuerte apoyo económico y no dudó en combinarlo con métodos sangrientos y racistas, de “limpieza étnica”.
Dio lugar al Estado de Israel, el Estado judío, que por su propia definición es un Estado racista. Y por quienes lo sostienen y por la defensa de los intereses que ejerce ha sido un Estado enclave de los EE.UU. y de las principales potencias capitalistas del mundo insertado en el mundo árabe.
Lo primero es lo primero. No hay un “conflicto” allí; lo que hay, desde finales del siglo XIX, es la batalla de un pueblo, el pueblo palestino, por defender su tierra, su cultura y su historia, su vida y su libertad, y su existencia misma contra un movimiento colonialista, el sionismo
Desde 1948 -ya como Israel- ese proceso colonialista no se detuvo nunca; la usurpación y la violencia se mantiene y se expande, continúa, avanza en el presente, día tras día, metro a metro, Km. a Km.
A pesar de la Partición de su territorio decidida, en esa fecha, en la ONU (de los EE.UU. y la Unión Soviética de Stalin), tampoco se detuvo nunca la resistencia palestina. Mucha veces sola, traicionada, reprimida, está, firme, digna, heroica,ejemplar. La Resistencia Palestina.

Muro que separa Cisjordania
La propuesta de Trump vuelve a partir, como otras anteriores, de la llamada “solución de dos Estados” en Palestina. Es decir la que parte de la citada decisión de la ONU, con antecedentes en la política imperial inglesa, y se basa en dividir un territorio poblado por siglos y siglos por una población mayoritariamente árabe en dos Estados, uno Judío y otro árabe legitimando la irrupción masiva de judíos habitantes fundamentalmente de países europeos y sin ningún lazo con la región, avalando la apropiación por la fuerza y el dinero del territorio que hoy es Israel, habitado entonces por el pueblo palestino y el desplazamiento violento de sus habitantes árabes.
Pero así como Israel ha avanzado y avanza, guerras y genocidio mediantes, sobre lo que inicialmente le adjudicó la ONU, en el objetivo que ambiciona históricamente que es adueñarse de toda Palestina expulsando definitivamente de la región a todo el pueblo con derechos nacionales en ella o, de última, considerando como sujeto sin derechos al sector que se quede, con cada nuevo “plan de paz” también avanza en ir legitimando las nuevas usurpaciones que va produciendo.
La resistencia palestina si no ha frenado los avances israelíes si ha impedido que sus cómplices, las principales potencias imperialistas y los gobiernos árabes puedan encontrar espacio político para legalizar desde la ONU esas nuevas expansiones y ocupaciones.
Formalmente las Naciones Unidas siguen exigiendo que Israel vuelva a los territorios que tenía antes de las expansiones, especialmente después de la guerra de 1967 y los territorios ocupados en ella. Y que sobre esa base se aplique la política de “dos Estados” soberanos con todas las facultades de cualquier otro.
Palestina hoy.
Pero en la realidad de hoy Israel ocupa y controla casi el 100 % del territorio de la Palestina de 1948. Ello incluye a Cisjordania, donde en 5.600 Km cuadrados viven cerca de 3 millones de personas, dos tercios de ellas en medio de la pobreza, con ingresos menores a dos dólares diarios, con la bota sionista encima, en medio de provocaciones, robos y represalias, humillaciones, detenciones, check-points y gatillo fácil del Ejercito israelí o de los “colonos”, fundamentalistas que son la punta de lanza en la apropiación de más tierras. Casi el 100 % decimos porque no incluye a Gaza, el único territorio no ocupado por Israel. Pero aislado del mundo. Una franja marítima de 360 Km cuadrados con cerca de dos millones de habitantes, uno de los de mayor densidad en todo el planeta, mayoritariamente jóvenes, la mitad viviendo con un dólar diario en las condiciones más inhumanas. Las políticas y medidas israelíes después de devolver la Franja a sus habitantes la trasformaron en un ghetto. Se la considera la “mayor prisión al aire libre del mundo”, sin comunicación con el exterior, con un muro que prohíbe a sus habitantes transitar desde Gaza a Cisjordania y desde ya a Israel. La frontera con Egipto suele estar restringida o cerrada directamente por la complicidad de sus gobiernos mientras la flota israelí impide la navegación hacia el exterior o del exterior a Gaza, llegando a disparar misiles y asesinando civiles como en el 2010. Ha bombardeado la Franja asesinado impunemente a miles de niñas y niños, jóvenes, familias enteras, destruyendo escuelas, un aeropuerto, caminos, hospitales.
La propuesta de Trump
Qué propone Trump? Entregarle a Israel el rico y fértil Valle del Jordán, frontera con Jordania, poblado por palestinos y parte del Estado árabe previsto por la ONU en 1948 pero hoy en manos de Israel.
Todos los “asentamientos” en Cisjordania de los más de 500.000 “colonos”protegidos por Israel para que se apropien de tierras en estos años pasarían a ser parte del Estado judío. Ambas ocupaciones serían legitimadas. Con los asentamientos quedaría un territorio fragmentado, el pueblo palestino que habite en Cisjordania se podría vincular solo a través de corredores y Gaza con Cisjordania por un túnel que pasaría por lo que sería territorio de Israel y controlado militarmente por este país.
Jerusalén, la ciudad histórica de Palestina se le apropiaría Israel para que sea nada menos que su capital quedando algunos barrios de las afueras de la ciudad para que eventualmente sea la capital árabe.
Qué propone Trump? Entregarle a Israel el rico y fértil Valle del Jordán, frontera con Jordania, poblado por palestinos y parte del Estado árabe previsto por la ONU en 1948 pero hoy en manos de Israel.
El “derecho al retorno” de los varios millones de refugiados expulsados cuyo derecho a regresar sigue reconociendo la ONU es desconocido en el plan de EE.UU. y el sionismo y se sugiere que vayan a parar a los países árabes de la región. El “Estado” palestino tendría prohibido armarse, quedando la seguridad de las fronteras y de toda la zona en manos de Israel.
Por un solo Estado en Palestina
La “solución de los dos Estados” se desnuda como un paso muy importante hacia lo que siempre ambicionó Israel: un Estado judío apropiándose de toda Palestina y en todo caso una pequeña colonia árabe, inviable desde todo punto de vista, absolutamente dependiente del sionismo. Hoy si se concretara el plan de Trump y de sus socios se le asignaría al pueblo palestino alrededor del 10 % de las tierras que habitaban pacíficamente a fines del siglo XIX. Ninguna demanda histórica del Pueblo Palestino es reconocida en esta hipócrita propuesta. Ha sido y sigue siendo una maniobra política al servicio del sionismo y de la política de EE.UU. y demás potencias en la región. Y es irrealizable para quienes se ilusionaban con ella, aunque fue avalada, con los acuerdos de Oslo por la dirigencia palestina.
Israel avanza y avanza. Es el único país en el mundo que se niega a determinar sus fronteras. No hay posibilidad de ninguna convivencia mientras exista el Estado de Israel que justamente se funda en la usurpación de tierras, la guerra de expansión y la limpieza étnica.
Este nuevo plan ha sido rechazado por el pueblo palestino (cuyas manifestaciones han sido reprimidas por Israel con muertos) y en general por los gobiernos árabes pero formalmente. Como las iniciativas anteriores le siguen sirviendo como cobertura a Israel para seguir avanzando y a los gobiernos para disimular su complicidad con esa creciente usurpación y masacre, especialmente la de la enorme traición actual a la causa palestina de los gobiernos árabes de la zona.
Lo que vuelve a darle vigencia a la lucha por una “Palestina laica, libre y democrática” la que levantó históricamente el pueblo palestino. Tenía enorme simpatía en el mundo árabe y cuya lucha por concretarla hemos apoyado. Parece haber signos que ante el fracaso evidente de la política del poder mundial (especialmente de los EE.UU. y Europa) de “los dos Estados”, la de un solo Estado laico, parece empezar a reexaminarse entre el pueblo palestino y entre sectores que se solidarizan con su lucha heroica de décadas.
Hoy si se concretara el plan de Trump y de sus socios se le asignaría al pueblo palestino alrededor del 10 % de las tierras que habitaban pacíficamente a fines del siglo XIX. Ninguna demanda histórica del Pueblo Palestino es reconocida en esta hipócrita propuesta
La idea de dos Estados es una propuesta imposible de cumplimentar como lo demuestra la realidad. Choca contra la realidad y contra la historia. Precisamente el respeto a los antecedentes históricos hace ver como posible, difícil pero lo único posible a la lucha por un solo Estado en Palestina. Teniendo en cuenta que los oriundos árabes y judíos, ambos de origen semita, vivían en la zona a principios del siglo pasado y convivían con respeto unos de los otros a pesar de la enorme mayoría árabe sobre la pequeña minoría de judíos y de árabes cristianos, luchar por una Palestina laica, democrática, neutra y respetuosa en materia religiosa, cultural y respecto de las diversas etnias sigue siendo la única salida viable planteada. Con el retorno de los refugiados todo el pueblo que la habite la construirá como democráticamente decidan hacerlo. Tendrá planteado como todos el desafío de la emancipación socialista en un mundo en que el capitalismo destruye todo lo que toca. Las guerras que sacuden desde hace décadas la región indican que si este camino de un solo Estado es difícil otro resulta imposible.
La idea de dos Estados es una propuesta imposible de cumplimentar como lo demuestra la realidad. Choca contra la realidad y contra la historia (…) , luchar por una Palestina laica, democrática, neutra y respetuosa en materia religiosa, cultural y respecto de las diversas etnias sigue siendo la única salida viable planteada
Millones de refugiados palestinos expulsados de su patria y reclamando volver recuerdan dramáticamente el pecado original del sionismo: el de considerar vacía la tierra palestina. No era así. En la zona vivía un pueblo desde siglos y siglos que resistió y resiste. Es el persistente obstáculo a soluciones de escritorio, a “historias oficiales”, a planes cínicos de “paz” y recuerdo vivo de la historia real. Matar no ha alcanzado para ocultarla.
Notas
(1)El sionismo era un movimiento político de la colectividad judía europea, muy minoritario en sus comienzos a finales del siglo XIX, partidario originalmente de construir en algún lugar del mundo un Estado judío (manejó como hipótesis construirlo en Argentina también en Uganda, ver “El Estado judío“ de Theodor Herzl) Luego se decidió por Palestina sobre la base de invocar lazos inexistentes con los hebreos y los relatos bíblicos. A lo que se sumó la trágica definición eurocéntrica del sionismo respecto de que Palestina era una “tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Y hacia allí fue, a fines del siglo XIX, comienzos del siglo XX. Luego fueron migraciones más grandes y finalmente el genocidio nazi provocó más migración aún. Pero ni el judío era un pueblo (ver, entre otros, “Pueblo judío o problema judío” del francés judío Maxime Rodinson, o la “Invención del pueblo judío” del israelí Slomo Sand o “La concepción materialista de la cuestión judía” del polaco asesinado en Auschwitz, Abraham León) ni ese territorio estaba vacío: había un pueblo mayoritariamente árabe de religión musulmana u otros laicos, y dos minorías pequeñas pero respetadas, una de religión judía y otra de religión cristiana, que vivían –las tres- con excelentes relaciones entre sí y que lo poblaban desde antaño.