ELECCIONES EN EEUU: POLARIZACION Y DECADENCIA
Luego de conocerse la ajustada victoria demócrata en Pensilvania, y posiblemente en Arizona, las grandes cadenas de medios norteamericanas (CNN, ABC, AP y New York Times) publicaron sus proyecciones de la votación que le estaría dando la victoria a la fórmula de Joe Biden y Kamala Harris por sobre el actual presidente Donald Trump y su vice Mike Pence. De esa forma Biden logra alcanzar la cantidad de 270 miembros del Colegio Electoral que le dan la llave a los demócratas para volver a la Casa Blanca luego de cuatro años de Partido Republicano en el Gobierno.
Por el momento Trump se resiste a reconocer la derrota pese a que hasta su propio partido parecería tomar distancia de la posibilidad de embarcarse en una campaña de denuncia de supuesto fraude que terminaría desprestigiando aún más al régimen político e institucional norteamericano. Un resultado ajustadísimo que refleja en gran parte la creciente polarización existente en el país y que contradice las encuestas que auguraban una amplia victoria demócrata basados en el rechazo que genera Trump en una parte importante de la población y del cual Biden, a falta de méritos propios, intentó aprovecharse.
Crisis de representación y“voto contra”
Si el triunfo de Trump, hace cuatro años, expresaba un proceso de declinación económica, política, institucional y cultural en EEUU, estas elecciones dan un paso más allá todavía. Si hay algo que parece haber predominado, es el “voto contra”. Millones votando a Trump, como lo hicieron hace cuatro años, básicamente por ser un “outsider”de la política, por ser un candidato que hizo campaña contra las corporaciones políticas, Wall Street, los medios de comunicación y un conjunto de instituciones que un sector muy importante del movimiento obrero (especialmente de trabajadores blancos) veían como responsables del deterioro en las condiciones de vida durante las últimas décadas.
El voto a Biden no parece haber generado grandes expectativas en la población, más bien al contrario, su triunfo expresa más el rechazo y la repulsión a un personaje racista, misógino y xenófobo como Trump, que un reconocimiento popular al candidato Demócrata. Probablemente ese voto esté relacionado a las movilizaciones contra el cambio climático del #ClimateStrike mayoritariamente compuesta por jóvenes, el masivo movimiento de mujeres que se movilizó por ciento de miles del #WomensOnMarch desde la asunción de Trump, y el más reciente y potente #BlackLivesMatters frente a la discriminación racial y la criminal violencia policial contra la población afroamericana. Trump representa directamente lo opuesto a las demandas de esos sectores y se dedicó a tensar la cuerda en dirección contraria respaldado por los sectores más reaccionarios de la población. Se negó a condenar la violencia policial o la tenencia de armas en la población civil, negó los efectos del ataque al medio ambiente, así como mantuvo sus declaraciones machistas en varias oportunidades.
El voto a Biden no parece haber generado grandes expectativas en la población, más bien al contrario, su triunfo expresa más el rechazo y la repulsión a un personaje racista, misógino y xenófobo como Trump, que un reconocimiento popular al candidato Demócrata.
La victoria de Biden mucho más ajustada de lo que se preveía y a pesar de los cientos de miles de muertes por la pandemia, expresa ese escaso entusiasmo hacia un candidato casi en proceso de retirarse, blanco y millonario, perteneciente a la casta de la corporación política norteamericana y apoyado por la mayoría del establishment, que se intentó compensar con una candidata a Vice mujer y afroamericana, pero de trayectoria conocida como fiscal ícono de la persecución y hostigamiento a las minorías marginadas, es decir, lo opuesto al Black Lives Matters.
Crisis capitalista e instituciones que se debilitan frente a la población
Estas elecciones no se dan en cualquier contexto, sino que ocurre en una de las peores crisis capitalistas de la historia, profundizada por la pandemia, pero ya en desarrollo en las últimas décadas por los problemas estructurales globales que sin duda se irán acentuando (crisis económica global, disputa con China, etc). Y en especial en un EE.UU., inmerso en una decadencia de su rol de primer potencia imperialista en un mundo que ya no es unipolar y con su hegemonía, como dijimos, en disputa. A esto se le suma un proceso de movilización popular y auto-convocado de lucha contra la discriminación racial de alcances históricos por su profundidad e intensidad (con algunas características similares, en su masividad y auto-convocatoria, a las movilizaciones de las mujeres ni bien asumió Trump). Pero Biden también tendrá enfrente a una base social que supo representar Trump, latinos antiinmigrantes y sectores racistas, etc.
Esa crisis también golpeó la puerta de la principal potencia global., a pesar de beneficiarse económica y políticamente del saqueo de otros pueblos. La pauperización y el deterioro en las condiciones de vida de las masas de trabajadores norteamericanas durante las últimas décadas, fue minando la legitimidad de las instituciones del imperialismo. La victoria de Biden parece reforzar esta tendencia. Queda preguntarse qué pasará con ese imponente movimiento que irrumpió desde abajo, sobre todo juvenil, muchos y muchas de las cuales empiezan a preguntarse por la necesidad de avanzar en cambios de fondo. Sobre todo en tiempos de fuertes crisis en el capitalismo global.
Biden (…)un candidato casi en proceso de retirarse, blanco y millonario, perteneciente a la casta de la corporación política norteamericana y apoyado por la mayoría del establishment, que se intentó compensar con una candidata a Vice mujer y afroamericana, pero de trayectoria conocida como fiscal ícono de la persecución y hostigamiento a las minorías marginadas, es decir, lo opuesto al Black Lives Matters.
A caballo de la crisis capitalista, la crisis de representación se profundiza cada vez más. La brecha entre los pueblos y quienes dicen ser sus representantes se acrecienta sin pausa. Las instituciones políticas evidencian su descomposición porque su legitimidad se encuentra cada vez más cuestionada por los pueblos en todo el mundo, pueblos que ven cómo esas instituciones están al servicio de las grandes corporaciones económicas que profundizan la explotación, el saqueo, la represión y la destrucción del medio ambiente.
Frente a este escenario no parece que estas elecciones, en medio de denuncias de fraude y candidatos que consiguen votos por ser “menos malo” que el rival, hayan servido al régimen político para ganar prestigio frente a la población. Más bien al contrario. Y esto no es poca cosa por ser todavía la principal potencia del planeta y por su rol dominante y en parte garante del capitalismo mundial.