MACRISMO & ESTADOS UNIDOS: RELACIONES AMISTOSAS
Patricia Bullrich arrancó el 2018 respaldando al policía Chocobar procesado por homicidio, y luego siguió viajó a EEUU para reunirse con especialistas en seguridad del Departamento de Estado, FBI y de la DEA, y con miembros de ONG’s, dedicados al lobby (y los negocios) con la seguridad.
Allí también ratificó su “doctrina” del gatillo fácil, basada en los protocolos policiales que rigen en algunos estados yanquis, cuyas policías tienen una tasa de ejecuciones más altas del mundo y que en su gran mayoría, los ejecutados son afroamericanos.
En esas reuniones habrían acordado trabajar en conjunto -pero en territorio argentino-, contra el narcotráfico, antiterrorismo y específicamente en la seguridad durante la cumbre del G-20 que se hará en noviembre en Argentina, pero el anuncio más relevante que surgió de esas reuniones es el de la instalación de una oficina de la DEA -Task Force- en Posadas, Misiones dedicada a “reunir y analizar información y preparar acciones” policiales en todo el NEA, que se sumará a otra base que ya se encuentra operativa en Salta, quedando de esa forma toda la frontera Norte argentina monitoreada por la DEA norteamericana. El ex “margarito” hoy secretario de Seguridad, Gerardo Milmann aclaró que la instalación de la base fue a propuesta del Gobierno argentino debido a sus “preocupaciones en la zona” y que está abierta la posibilidad de que otras agencias norteamericanas se instalen en un futuro.
Durante la gira se sumó el Ministro de Defensa Oscar Aguad, para reunirse con los funcionarios del Comando Sur norteamericano, de los que recibió promesas de “asistencia técnica”, apoyo aéreo, capacitaciones, entrenamiento con fuerzas especiales (que ya se vienen haciendo desde 2016) y en asuntos de comunicaciones, inteligencia y equipamiento. Esto se hará, entre otras cosas con los 12 aviones que el gobierno argentino le compró a EEUU el año pasado por 160 millones de dólares.
Este viaje de Bullrich y Aguad se enmarca en los proyectos de EEUU para la región en las que el macrismo se postula como buen interlocutor. No son pocos quienes señalan a Bullrich como una funcionaria respaldada por el Departamento de Estado y el Estado de Israel, uno de sus principales aliados.
El año pasado Macri envió al Congreso varios proyectos de ley para autorizar ejercicios militares en suelo argentino, entre ellos el Cormorán, para que tropas norteamericanas realicen ejercicios en la Patagonia,o el Panamax (de actividades antiterroristas, en el Canal de Panamá); el Bold Aligator (de “asistencia” ante desastres naturales en conjunto con Reino Unido, Canadá, EE.UU. España); el Teamwork South (autorizar a Gran Bretaña y Estados Unidos para operaciones de interceptación y captura de buques mercantes en mar chileno) y el Gringo Gaucho, que involucra la participación de agentes estadounidenses en el mar argentino. Pero a pesar de la iniciativa oficial esos proyectos hasta el momento no fueron aprobados.
El macrismo propone una especie de reedición de las “relaciones carnales” con EEUU, aunque por el momento la ecuación resulte favorable para EEUU en temas relacionados a sus intereses y no tanto para el gobierno argentino que hasta ahora recibió varios elogios pero ninguna noticia favorable en términos comerciales o de inversiones por parte de la administración Trump, pero que sin embargo ve a Macri como punta de lanza para reafirmar su influencia en la región. El reciente ex secretario de Estado Rex Tillerson en su visita a la Argentina hace algunas semanas, lo calificó como “líder de la región” al momento de cuestionar y amenazar con sanciones al gobierno venezolano, y donde inclusive llegó a deslizar una posible intervención militar.
Tillerson además criticó la influencia de China como “el mayor socio comercial” de la región y de Rusia, y dijo que Washington “seguirá siendo el socio más estable, fuerte y duradero de América Latina” (…) y que “nuestra región debe estar en guardia contra los poderes lejanos que no reflejan los valores fundamentales de la región; Estados Unidos es un claro contraste a esto: no buscamos acuerdos a corto plazo con ganancias asimétricas; nosotros buscamos socios”.
Esos dichos demuestran que EEUU está dispuesto a reafirmar su supremacía en la región puesta en cuestión ante el avance de China, como otro round en su disputa por la hegemonía económica y política a nivel mundial, hegemonía que no parece amenazada hasta el momento pero que en perspectiva podría amenazar su posición en una región históricamente estratégica para sus intereses. El macrismo pretende mostrarse como un alumno obediente del imperialismo en sintonía con los gobiernos de Temer, Piñera y la dividida oposición venezolana.
Es la tarea de los pueblos de Latinoamérica y del mundo rechazar cualquier injerencia de las potencias imperialistas y principalmente de la mayor potencia como la norteamericana dispuesta a imponer sus políticas de explotación y saqueo.