RESULTADO ELECTORAL: TODOS FESTEJAN, MENOS EL PUEBLO TRABAJADOR
Los resultados de las recientes elecciones expresaron, en la superficie de los números, una derrota del Gobierno Nacional en magnitud menor a la que había recibido en las PASO, pero una derrota al fin. Es evidente que una gran parte de la población le dio la espalda al Frente de Todos, y lo que es más importante por la dinámica y las perspectivas que abre, un sector de esa mayoría que lo había votado en el 2019 no lo hizo en esta oportunidad (casi 4 millones de votos menos obtuvo el oficialismo). Las expectativas puestas en aquel voto hacia el FdT giraban alrededor de la posibilidad de revertir el deterioro en las condiciones de vida que dejó el ajuste macrista. Expectativas que durante estos dos años chocaron al ver, no solo que los ingresos de la población trabajadora nunca recuperaron lo perdido, sino que siguieron cayendo. A lo que se suma que el amontonamiento de candidatos y candidatas que se habían sumado al Frente sin ningún proyecto en común, más allá de ganar la elección, mostró lo que es: un espacio de disputa, con personajes que hasta hace algunos años se mataban, pero que ahora se mantienen unidos solo por conveniencia electoral.
Los resultados mostraron además, y siempre en la superficie de los números, una victoria aritmética por parte de la oposición de Juntos (que superó al FdT a nivel nacional por un poco más del 8 %). Sin embargo, también este sector político recibió menor cantidad de votos que en el 2019. El recuerdo de lo que fue el macrismo para el pueblo laburante, se mantiene vivo. El retroceso de 20 puntos en el salario, el incremento de la pobreza, jubilaciones de miseria y la llegada del FMI explican el rechazo al ex presidente y las pocas expectativas respecto a sus continuadores. Que por otra parte tampoco los une ningún proyecto en común, sino que, al igual que el FdT, se mantienen unidos solo por especulaciones electorales y cargos.
Triunfo aritmético de Juntos, una derrota menor a la que esperaba el Frente de Todos, quizás por eso tanto unos como otros salieron a festejar. Quien prácticamente no festejó ha sido el pueblo trabajador. Al igual que durante toda la campaña, las y los de abajo ven cada vez con más distancia a la dirigencia política y menores son las expectativas que elección tras elección ponen en sus manos. En buena medida esa brecha entre el pueblo y la dirigencia se debe al desastre al que nos han llevado los sucesivos gobiernos en los últimos 50 años, pero también porque se sabe, se percibe y se intuye que no tienen ningún proyecto de país que pueda convencer a la población laburante que se dará solución a las grandes demandas sociales. El único proyecto que tienen, y en eso coinciden tanto el FdT como Juntos (¡y hasta incluso reaccionarios como Milei y Espert!), es acordar con el FMI. El Fondo es mala palabra para un importante sector de la población. No así para la dirigencia política. Y eso no cambiará en el futuro. Los miles de millones de dólares que irán para el Organismo es la plata que faltará en Educación, Salud, Trabajo, Jubilaciones y en Ciencia y Tecnología. Justamente esa falta de perspectiva para el pueblo trabajador también se expresó en una extendida falta de entusiasmo a la hora de votar; no por casualidad el porcentaje de votos positivos fue de los más bajos desde la salida de la dictadura, con un alto nivel de abstención (solo el 72 % del padrón fue a votar).
Si solo se mira la foto que muestran los números, la mayoría de la población (aproximadamente el 75 % de los votos emitidos) sigue optando por las mismas fuerzas políticas que, aunque recicladas, vienen gobernando hace 50 años y que con sus decisiones han beneficiado sistemáticamente a los grandes grupos económicos que se enriquecieron a costa del salario y la pobreza del pueblo. Pero esa foto no refleja cabalmente la película de una relación de dirigentes-dirigidos que se va resquebrajando.
Es la crisis de representación que, aquí y en el mundo, se profundiza como resultado de un capitalismo que todo lo destruye, no solo las condiciones de vida de las grandes mayorías sino también el planeta mismo. Todo queda supeditado a la voracidad del lucro privado. La pandemia, por su parte, vino a acelerar todo este proceso en marcha. La experiencia que desde hace años los pueblos vienen haciendo con quiénes dirigen y gobiernan para una minoría, amplifica la brecha entre los de arriba y lxs de abajo. Por eso la democracia representativa y el conjunto de sus instituciones, incluyendo los partidos políticos, acumulan más y más desprestigio. Gobernar para pocos tiene sus costos. No es casual que, aquí en la Argentina, no solo el Radicalismo, sino desde hace un tiempo también el PJ, hayan entrado completamente en crisis. En el caso de este último, su condición de dirección histórica del movimiento obrero hace que su irreversible proceso de crisis le reste fuerza a ese formidable dique de contención con el que desde hace más de 70 años viene contando el poder económico. Las consecuencias de esto son potencialmente impredecibles.
Distorsionadamente el resultado de las elecciones también reflejó esto. No hubo voto bronca como sí lo hubo en el 2001 que preanunciaba un inminente estallido, pero sí hastío. Un hastío que bien puede ser un momento previo a la bronca social de quienes ya no ven salida en la dirigencia de conjunto. En ese sentido quizás aporte cualitativamente más para entender lo que está pasando aquí, las potentes luchas que se vienen desarrollando en el mundo: como las movilizaciones autoconvocadas en Chile, Ecuador, Colombia, EEUU contra la violencia racial, los Chalecos Amarillos en Francia, la rebelión feminista, y en tantos otros lugares donde el carácter autoconvocado y sin dirigentes parece ser la tónica de las luchas de estos tiempos. No porque necesariamente esas luchas vayan a darse acá en el corto plazo (aunque el NiUnaMenos es claramente expresión de todo eso), sino por la existencia de vasos comunicantes con aquellos procesos que no dejan de ser caldo de cultivo para que puedan desarrollarse en el futuro.
Tendencia embrionaria a la polarización
En este marco de crisis, desde hace un tiempo se viene reflejando, aquí y en el mundo (aunque en diferente grado y profundidad), una tendencia embrionaria a la polarización. Precisamente la crisis por arriba y el vaciamiento de los partidos tradicionales coadyuvan a esas búsquedas embrionarias hacia los polos. En la Argentina esto se expresa muy inicialmente, pero es una tendencia. El resultado electoral de Milei en Caba y Espert en provincia muestra que un sector de la población canaliza su malestar con la dirigencia política optando por posiciones muy reaccionarias y violentas hacia el pueblo. Habrá que ver si estas opciones se consolidan y crecen. No parece ser un voto afianzado, pero no deja de ser señales peligrosas.
Hacia el otro polo, el resultado electoral mostró una consolidación a nivel nacional del FIT U obteniendo una cantidad de votos que denotan, a diferencia de Milei y Espert, un vínculo sólido de un sector de la población que sigue optando por posiciones anticapitalistas. En igual sentido, el resultado de Autodeterminación y Libertad en Caba, refuerza esta orientación (sumados los votos del FIT U y AyL en Caba, superaron el 10 %).
Dos caminos diferentes y opuestos dentro de la izquierda
Sin embargo, por la importancia que tiene para toda la militancia anticapitalista, no es menor señalar que la política de intervención del FIT U evidencia cada vez más un marcado sesgo electoral. No denuncian al Régimen y sus instituciones. No hacen eje en la lucha del pueblo trabajador para transformar la realidad y construir una alternativa al capitalismo. Lejos de eso, cada vez más alientan expectativas en conseguir bancas en el Congreso. Valorizan que la izquierda sea la “tercera fuerza”, pero no interpela al pueblo para que tome en sus manos la lucha y se transforme en la “primera fuerza”. Atenúan ese sesgo electoral argumentando que su militancia está en las luchas, cosa que sin duda es así, pero es prácticamente inexistente el rol del pueblo como sujeto. Coherente en algún aspecto con seguir reproduciendo la tradicional construcción de partidos-dirección, para estos partidos el lugar del pueblo trabajador está en seguirlos. El sesgo electoral cada vez más acentuado no se explica por esto, pero tiene vasos comunicantes.
En un sentido opuesto a lo planteado por el FIT U, la campaña hecha por Autodeterminación y Libertad expresó las profundas diferencias que tenemos con esas fuerzas en la búsqueda por derrotar al capitalismo y contribuir a la construcción de una alternativa socialista.
El eje de nuestra campaña estuvo centrado en lo que para nosotrxs es la tarea histórica que tiene el pueblo trabajador: luchar contra toda dirección que como tal le impide decidir, y organizar políticamente una sociedad sobre la base de sus propios intereses y necesidades sin partidos que lo gobiernen. Es decir, sacar a la actual dirigencia política, empresaria y sindical, pero no para reemplazarla por dirigentes de izquierda, sino por organismos donde el pueblo trabajar decida. Una lucha para que la clase trabajadora se autodirija y construya caminos de autoemancipación. En este sentido, no es casual que hayamos sido la única fuerza política que intentó interpelar al pueblo laburante, no como destinatario pasivo de propuestas electorales, algo que lamentablemente viene reproduciendo el resto de las fuerzas de izquierda, sino como sujeto activo de lucha para construir una alternativa al capitalismo. Nuestra consigna “sacar a la dirigencia política y que el pueblo decida cómo seguir” tenía ese objetivo.
Un objetivo no menor para los tiempos que vienen. Tiempos donde el Gobierno Nacional intentará conseguir el respaldo político de la oposición (el de la CGT acaba de dar muestras de tenerlo con la reciente marcha), para arribar a un acuerdo con el FMI que traerá más ajuste al pueblo y más política depredatoria y extractivista para conseguir los dólares para pagar esa deuda.
Para enfrentar estos desafíos y derrotar las políticas del poder económico y la dirigencia política y sindical que lo representa, las mayores fuerzas saldrán de las y los trabajadores autodirigiéndose. Empezar a hacer esa experiencia en cada lugar de trabajo se vuelve un objetivo impostergable. Desde AyL quisimos en esta campaña aportar a ello.
El interior también existe, soy de Mza.Aquí la lucha de los trabajadores de la viña ,fue dura ,y se ganó un salario superior al pactado por los sindicatos, también los gremios docentes ,permanente mente contra el ítem aula.El frente de izquierda estuvo en todas las luchas y es reconocido y valorado por los trabajadores,como en todas las demás provincias.Es indudable que la derecha y el fondo avanzan.Debemos encontrar métodos de lucha conjunta, para enfrentar el ajuste ,y la mayor precarización.
Falsedad de falsedades… No les da vergüenza mentir en cuanto FITU! Solo parlamentarismo? Son sinceros o su politíca dogmática y sectaria no los deja ver más allá de sus egos? Por todos los medios parte de la movilización popular y o por supuesto de las bancas al servicio de ellas. Quizás ustedes estén lejos porque solo se los ve cada 2 o 4 años poroteando para entrar en Caba! Lastimoso lo suyo. Me imagino que el 11 van a estar contodos los movimientos en lucha en contra del FMI… O se van a quejar porque lo convoca el FITU, aunque excedió el llamado de el? Y van a esperar a que las masas (sin entender la idiosincrasia Argentina) se levante. Tocaron fondo!