LAS EXIGENCIAS DEL FMI ACENTÚAN LA CRISIS DEL GOBIERNO Y DE LOS DE ARRIBA. Y AUMENTAN LOS DESAFÍOS AL PUEBLO TRABAJADOR.
En estos días ha vuelto a salir a la superficie la impotencia del gobierno ante las exigencias que el FMI pone para reprogramar los pagos de la deuda externa dejada por Macri. Una crisis de deuda que no por conocida y recurrente deja de ser cada vez más dramática para un pueblo trabajador atravesado por condiciones de vida insostenibles.
Las últimas elecciones mostraron la falta de entusiasmo y expectativas del pueblo hacia la dirigencia política. Muchas y muchos no vieron que allí se jugara nada importante. El pueblo sabe que la dirigencia miente en campaña para luego, una vez en el poder, garantizar las ganancias empresarias a costa de sus salarios, sus jubilaciones y sus condiciones de vida en general. Que toda “mejora” es poca y dura también poco. Se va como arena entre las manos.
Los 20 años que se cumplieron desde aquel diciembre de 2001, donde una multitud salió a decirle “BASTA” a De La Rúa y a toda la dirigencia política y la casta judicial, nos remontaron hacia un “pasado” que de pasado no tiene nada: para el pueblo siguen planteados los mismos problemas. La pobreza estructural, la precarización laboral, el salario que no alcanza, nuestras vidas que se arruinan…
Por arriba, empresarios, dirigentes políticos y sindicales, jueces, son los responsables de los dramas que vivimos y padecemos hace años.
Y la situación empeora. Una inflación galopante ataca en el corazón a un salario al que Macri ya le había robado directamente entre el 20 y el 30%. Alberto Fernández prometió en campaña que al día siguiente de asumir esa pérdida se recuperaba. Por el contrario: en promedio sigue cayendo.
Algunas cacerolas y esquinas volvieron a expresar bronca. No de forma masiva, pero sí puntualmente en algunos barrios de la Ciudad de Buenos Aires. En este caso para reclamar por los cortes de luz que han alcanzado en los días de altas temperaturas a más de 20 mil hogares (según datos oficiales, pero seguramente son más por los testimonios radiales de zonas no registradas en esas estadísticas). Un botón de muestra de lo que significa gobernar para pocos. Tanto Edesur como Edenor han ganado fortunas desde que fueron privatizadas en los 90, vía subsidios o tarifazos. De las dos formas siempre lo pagó el pueblo. Y las empresas, en vez de invertir para garantizar el suministro, se fugaron lo que ganaron, y todo con la complicidad de las fuerzas políticas que vienen gobernado desde entonces. Encima ahora el Gobierno anunció nuevos aumentos de tarifas. Es parte de las medidas de ajuste que exige el FMI, las que el Frente de Todos y la oposición de Juntos por el Cambio intentan imponerle al pueblo, para hacerle pagar con mayor pobreza y explotación una deuda que ni pidió ni con la cual se benefició.
Otra parte es conseguir en los próximos años los dólares para pagar esa deuda, aunque eso implique seguir reventando nuestros bienes comunes. Lo vienen haciendo con la sojización del país que promueve la deforestación y el uso de agrotóxicos. Lo intentan con la megaminería y el fracking, aunque generando mucha resistencia popular. Como lo demostró recientemente el triunfazo en Chubut, donde Arcioni tuvo que retroceder con una ley que tenía el aval de Alberto Fernández y que permitía la explotación megaminera. Ahora, una reciente medida del Gobierno Nacional habilita la exploración petrolera en el mar argentino, con todo el impacto que pueda llegar a tener y afectando la biodiversidad marina, tanto por el uso de las bombas acústicas que utilizan para la exploración, como por el riesgo más que probable de futuros derrames. Sin embargo, la reciente movilización realizada en Mar del Plata para repudiar la medida, y la convocatoria a próximas movilizaciones en distintas partes de la Costa Atlántica, muestran que habrá resistencia.
Como si esto fuera poco, esta misma dirigencia que gobierna para el poder económico, busca cómo mantenerse en el poder de cualquier forma. Se atornillan a sus cargos, o pasan de un cargo a otro. La reciente votación en la legislatura bonaerense, donde oficialistas y opositores se garantizaron la posibilidad de ser reelectos como intendentes, es una muestra de lo mucho en común que tienen. Y cuando no se ponen de acuerdo se tiran con carpetazos utilizando jueces y servicios de inteligencia para luego sacarle provecho electoral. El reciente video de un Ministro de Vidal hablando de la Gestapo, no solo muestra la violencia de los de arriba hacia el pueblo laburante, sino también cómo gobernantes y empresarios usan a los servicios y a los jueces para sus cada vez más feroces disputas internas. Este no es un hecho menor, muestra la mugre que anida por arriba. La única forma de sacar verdaderamente a la luz este entramado de corrupción y transa enquistada en la dirigencia política, sindical, empresaria y judicial es peleando desde abajo por una comisión investigadora independiente de todos ellos. Una comisión elegida por el pueblo.
Y en manos de estos gobiernos, de esta dirigencia política, empresaria y sindical, está el país, están las decisiones que afectan nuestras vidas todos los días. Y ahora, en especial, están las respuestas que el gobierno y la dirigencia en general les darán a las imposiciones del FMI, las que golpearán aún más nuestro laburo, nuestro salario, nuestros proyectos para los próximos diez años, como lo reconocen los propios Fernández y Guzmán. Y decidirán la continuidad extractivista comprometida ante el Fondo para obtener los dólares a cambio de dejarnos un territorio saqueado y contaminado. Si buscan cómo encubrir y “vender” esas agachadas ante el Fondo es porque temen a la reacción obrera y popular. Tienen presente el 2001. Y el recordatorio que les hizo el pueblo chubutense.
Es urgente organizarnos por abajo en los lugares de trabajo. Abrir diálogos y debates sobre cómo enfrentar esas exigencias del FMI de más ajustes al pueblo y rechazar que quede en manos del gobierno y la dirigencia lo que debe ser una decisión del pueblo laburante. Autoorganizarnos para eso, para negarnos a pagar esa estafa de la deuda. Negarnos a seguir empeorando. Es nuestra pelea. Solo el pueblo trabajador puede darla. Y es contra los de arriba, contra que nos dirijan: podemos y debemos dirigirnos.
Que sea el propio pueblo trabajador el que marque la dirección, el que decida el rumbo: el que se autodirija.
Como podemos los jubilados sumarnos a esta lucha contra,el gobierno y el FMI. Se que no podemos parar ninguna produccion y o servicio que es lo que le jode a las patronales. Pero sumarnos a la lucha junto a los activos y desocupados debemos poder.