¿LA ÚNICA ALTERNATIVA ES ARRODILLARSE DE NUEVO ANTE EL FMI?

La historia se repite. Como tantas veces aparece toda la dirigencia política -oficialistas (Frente de Todos) y opositores (JXC)-, sindical (con la CGT a la cabeza) y empresarial repitiendo el mismo libreto: “las deudas hay que pagarlas”. No les importa si son comprobadas estafas (el gobierno lo reconoció en campaña), si sirvieron para enriquecer a unos pocos (el gobierno también lo reconoció en campaña) o si las exigencias del FMI atacan al salario, al laburo, al país (el gobierno lo reconoce públicamente hoy). Se arrodillan porque son sus deudas, no las nuestras.

Una vez más, quienes gobiernan y deciden por el pueblo, nos tratan de convencer de que la única alternativa es acordar con el FMI porque de no hacerlo las consecuencias pueden ser peores. Pero como pueblo nunca decidimos: ni cuando nos endeudan, ni tampoco cuando nos hacen pagar. Mientras los gobiernos toman esas decisiones, en los últimos 50 años el salario y nuestros ingresos cayeron sistemáticamente, la pobreza aumentó, pero la plata para la Deuda siempre estuvo. Ese ha sido y es el único “sendero” planteado por los de arriba, y que vienen imponiendo a los de abajo.

¿Y si decimos BASTA y empezamos a construir nuevas alternativas donde la prioridad sea nuestro salario y nuestras condiciones de vida?
¿Por qué tenemos que aceptar que el único camino posible es pagarle la deuda al FMI que contrajo Macri para beneficiar a los grandes grupos económicos que especulan con el hambre del pueblo?
¿Es un camino posible para el pueblo o para los de arriba?
¿Cuánto más podemos aguantar con un salario que no alcanza para nada?
¿Cuánta pobreza más tenemos que aceptar?
¿Cuántas jubilaciones de hambre tenemos que permitir para priorizar los pagos de Deuda?
¿Cuánto más profundizará el saqueo y la contaminación para conseguir los dólares que reclama el Fondo?

En medio de una crisis descomunal, el actual Gobierno intentará cerrar un acuerdo con el FMI que implicará, en los próximos años, pagar decenas de miles de millones de dólares a cambio de más ajuste y extractivismo. Es decir: vamos a un abismo social y ecológico. Tenemos que impedir que acuerden. Y si logran acordar, rechazarlo y repudiarlo para que no puedan implementarlo.

Toda la dirigencia quiere hacernos creer que es solo un problema de la Argentina, pero durante 2020, en plena pandemia, la deuda de los países menos desarrollados aumentó hasta el récord de 860 mil millones de dólares: ¿por qué no llamar a los pueblos de esos países a resistir juntos el saqueo de acreedores privados y del FMI? ¿No es evidente que unidos tendríamos más fuerza?

Es urgente organizarnos por abajo en los lugares de trabajo. Abrir diálogos y debates sobre cómo enfrentar esas exigencias del FMI de más ajustes al pueblo y rechazar que quede en manos del gobierno y la dirigencia lo que debe ser una decisión del pueblo laburante. Hay otra alternativa a los ajustes que nos quieren imponer desde arriba: negarnos a pagar esa estafa y que sea el pueblo trabajador el que decida las prioridades. Contra los de arriba. Contra los que nos quieren dirigir. Marcando desde abajo el rumbo decidiendo todo.

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