FERNÁNDEZ & SYNGENTA: ¿LOS DÓLARES O EL AMBIENTE?
* Por Gerardo Romagnoli.
“Ningún negocio puede ser
más importante que el lugar donde vivimos”
(Alberto Fenández, 21 de septiembre de 2020. Presentación del Plan de Políticas Ambientales)
El pasado jueves 3 de diciembre -justamente el Día Internacional del No Uso de Plaguicidas- el presidente Fernández viajó a la planta la empresa Syngenta. Originariamente Suiza vendida en 2017 a la compañía China ChemChina. Syngenta está dedicada a la comercialización de insumos de tecnología para el agro.
¿QUÉ PRODUCE VERDADERAMENTE SYNGENTA / CHEMCHINA?
La Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina conjuntamente con la Red Internacional de Eliminación de los Contaminantes presentaron este año una investigación titulada “Informe sobre los Plaguicidas Altamente Peligrosos en la Argentina”[1]. Definen como PAP a aquellos que presentan importantes niveles de peligrosidad, aguda o crónica, para la salud o para el ambiente.
Se señala como PAP en ese trabajo a los químicos perturbadores endócrinos, bioacumulables y muy persistentes en el agua, en el suelo o en los sedimentos, y tóxicos para organismos acuáticos y para las abejas.
Constatan que de los 299 químicos peligrosos que la Red tiene registrados, 126 con diversos nombres comerciales se utilizan en Argentina y de los usados actualmente en el país 108 están prohibidos en el exterior.
El informe contiene la lista de las empresas que producen esto plaguicidas en Argentina: Bayer/Monsanto (glifosato, inidacloprid, cipermetria, fipronil), Syngenta (atrazina, paraquat), Nufarm (imidacloprid), Atanor (glifosato, atrazina), Dow Agrosciences (clorpirifos) y Basf (carbendazin) y varias más.
Critican el método utilizado por el SENASA para la autorización de plaguicidas ya que sólo toma en cuenta las dosis letales (muerte del 50% de los animales de laboratorio) pero no a las contaminaciones crónicas que afectan a poblaciones sometidas por largo tiempo a estos productos (trabajadores rurales, poblaciones). Y, además de señalar otros déficit metodológicos como no medir los efectos en aguas y suelos, cuestiona fuertemente que todo se basa en informes de las propias empresas.
Syngenta no comercializa la atrazina y paraquat en Suiza (su país de origen) debido a su nocividad pero si lo hace en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, zona llamada “la república de la soja”. No podemos dejar de subrayar que el informe destaca: “la doble vara de las empresas. Están prohibidos en sus países de origen y aquí se comercializa… “.
EL VIAJE DE FERNÁNDEZ: LA NOVEDAD, LA NOTICIA Y LA PROMESA
La novedad: desde ahora Syngenta también exportará soja a la potencia oriental.
La noticia esperada por el Gobierno: La empresa estatal China Sinograin le comprará a esta directamente 1,2 millones de toneladas de soja a Argentina y Uruguay. Esto equivale a 500 millones de dólares, equivalente al 25% de las exportaciones de poroto de soja de la Argentina. Syngenta exportará los granos que recibe como forma de pago de los productores que compran sus insumos.
La promesa deseada: El CEO de Syngenta, además de anunciar un plan de inversiones por 25 millones de dólares al 2022 (para seguir intoxicándonos y dañando suelos) dijo “…le garantizaremos al Estado liquidar las divisas en tiempo y forma…”[2]. ¡¡¡Como para no viajar!!!
Luego de semejante ofrecimiento que proveerá al gobierno de una buena cantidad del “insumo” fundamental para pagar la deuda externa y cumplir los acuerdos con el FMI, el presidente Fernández se despachó con una frase: “El dilema no es ayudar a trabajadores o empresarios, es que todos crezcan. El que sueña solo, sólo sueña, trabajemos en conjunto“.
Pero lo dice justamente cuando la Argentina cerrará del año 2020 con 3.500.000 de desocupados y trabajadores precarios. Atravesando una pandemia con trabajadores de la salud con salarios de castigo. Lo dice cuando han sido incendiadas intencionalmente casi un millón de hectáreas de bosques nativos y humedales a manos de empresarios del agronegocio y cuando un reducido grupo de empresas como Syngenta y comercializadores de soja y otros granos crecen y ganan, pero no es así para la mayoría del pueblo trabajador en el que la pobreza alcanza a 18 millones de habitantes (40,9% de la población) y cuando sólo se observa “maquillaje” respecto al cuidado ambiental.
LA MENTIRA DEL DÍA DE LA PRIMAVERA Y LA LUCHA POR EL AMBIENTE Y LA VIDA
Este Alberto Fernández, el que el 3 de noviembre festejó con Syngenta otra “vuelta de rosca” en profundizar una matriz productiva extractivista y contaminante, nociva para la salud humana y el ambiente, es el mismo que dijo en su discurso al presentar la Ley de Educación Ambiental: “Ningún negocio puede ser más importante que el lugar donde vivimos“, 21 de septiembre de 2020. ¡No pasaron ni 2 meses! La destrucción ambiental está en curso hoy para pagar un saqueo, lo demás son palabras escritas en la arena.
La extensión de las luchas en defensa del ambiente desgastan la imagen del gobierno, lo desnudan (Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Chubut, etc, etc.). Chocan con políticas del gobierno como el acuerdo con Syngenta, o el impulso de la megaminería en Chubut y Mendoza, los criaderos industriales de cerdos para China, y con los fondos recaudados con la “Ley de Aporte Solidario y Extraordinario” destinar subsidios a las empresas privadas que extraen gas con fracking.
Pero para derrotar esa política categóricamente es necesario y decisivo que los y las trabajadores tomen la cuestión ambiental y la protección de la vida en sus manos. Quienes producen la riqueza material de la sociedad tienen en sus manos la posibilidad de asestarle un golpe mortal a un sistema que vive de explotar su trabajo y atentar contra la naturaleza para lucrar: la riqueza y la potencia está en sus manos y sus acciones.
La extensión de las luchas en defensa del ambiente desgastan la imagen del gobierno, lo desnudan (Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Chubut, etc, etc.). Chocan con políticas del gobierno como el acuerdo con Syngenta, o el impulso de la megaminería en Chubut y Mendoza (…)
Tienen todo el derecho y la responsabilidad de discutir y decidir qué, cómo y cuánto producir para satisfacer las necesidades populares y cuidar el ambiente. Sólo uniéndose solidariamente desde abajo, ante la complicidad de la dirigencia sindical con los gobiernos y las patronales, auto-dirigiéndose sin depender de jefes y de la dirigencia política sirviente de empresarios y del FMI, los y las trabajadores junto a la juventud, pueden dar los pasos para construir otro mundo posible y necesario que rechace las leyes del lucro y se construya por las necesidades humanas.
[1] https://www.pagina12.com.ar/249247-un-modelo-agropecuario-toxico
[2] https://www.cronista.com/economiapolitica/Alberto-pidio-trabajar-en-conjunto-al-anunciar-nuevas-inversiones-de-Syngenta-20201203-0021.html