ROMPER CON EL FMI PARA SALIR DEL FONDO
Las últimas medidas tomadas por el Gobierno Nacional demuestran la decisión de llevar adelante los primeros pasos del programa de ajuste exigido por el FMI. Atrás quedaron las promesas de campaña de Fernández de “poner plata en los bolsillos de los argentinos”.
Muy lejos de eso, el salario de la mayor parte del pueblo trabajador ha corrido siempre detrás de la inflación durante el año en curso. Una pérdida de poder adquisitivo que se le suma al brutal ajuste macrista. A esto se le agrega por estos días el dato alarmante informado por el Indec: casi la mitad del pueblo es pobre (40,9 %). Pese a todo, la decisión del Gobierno fue eliminar el Ingreso Familiar de Emergencia, cuyas cuatro cuotas de $ 10.000 promediadas en toda la cuarentena no superaron unos indignantes $ 5000 por mes para toda una familia. Pero ahora directamente el IFE deja de existir y esas millones de familias no recibirán ni siquiera esa pequeña suma.
Por otro lado, el nuevo cálculo de movilidad jubilatoria significará que en los próximos años, el haber previsional seguirá perdiendo poder adquisitivo, más allá de algún momento de mejora, lo que se sumará al profundo deterioro que ya sufrió por los ajustes aplicados tanto por Macri como por el mismo Fernández mediante los sucesivos decretos de este año.
Incluso el oficialismo proyectaba inicialmente llegar a considerar a cuenta del aumento de marzo de 2021 -cuando se aplique por primera vez la nueva fórmula de movilidad- el aumento del 5 % aplicado este mes de diciembre por decreto y descontarlo en marzo; aunque no cambia el fuerte golpe a las jubilaciones que implicará el nuevo régimen, ese cambio de último momento evidencia que no se animaron ya a tanto ante el impacto negativo que la medida había tenido en el pueblo y la evidencia de que todo el ajuste jubilatorio era parte de preacuerdos con el FMI.
Como si esto fuese poco, el Gobierno ha anticipado para los próximos meses incrementos de tarifas en los servicios públicos. Todo como parte también de un programa exigido por el FMI: achicar el “gasto” para pagar la Deuda. Una receta que no es nueva, pero que llevarla adelante en medio de una de las peores crisis de la historia del país se vuelve un verdadero crimen social.
En este contexto el Gobierno acaba de sancionar la ley de “Aporte Solidario y Extraordinario”, algo que, si bien es presentado como una medida a favor del pueblo “quitándole a los que más tienen”, la realidad es que responde a lo que el mismo FMI, en boca de su directora, recomendaba hace unos meses: “evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados”. Por supuesto, esos “más acaudalados” no incluyen a las grandes trasnacionales, como por ejemplo las energéticas que se verán favorecidas con el 25 % de lo recaudado por este “aporte solidario” y para destinarlo a la extracción de gas mediante el método contaminante y depredador del fracking. .
Todo sea para garantizar los pagos de Deuda en los próximos años, tanto al Fondo como a los grandes usureros globales como BlackRock, no para mejorar al pueblo. Los números no dejan lugar a dudas: de lo que se va a recaudar por este “aporte”, unos 4.000 millones de dólares –la mitad destinada a diferentes sectores empresarios–, contrasta con lo que ya se pagó de Deuda este año –más de 5.000 millones de dólares– y desde ya con los más de 350.000 millones de dólares que totaliza el conjunto del endeudamiento. Ningún proyecto de país al servicio de las necesidades del pueblo trabajador puede construirse reconociendo esa Deuda.
¿Cómo enfrentamos esto?
Uno de los principales aliados con que cuenta el Gobierno para todo esto es la CGT, que ha firmado en su gran mayoría paritarias a la baja, y que ha avalado durante el año ciento de miles de despidos y suspensiones, y dado luz verde a una flexibilización laboral de hecho. La misma que avaló el ajuste macrista (y terminó brindando un fin de año con el mismo Macri), hoy hace lo propio con Fernández. Para eso se reúne con el Gobierno y empresarios, para ver cómo seguir atándole las manos al pueblo trabajador en tiempos donde se seguirán profundizando los ataques al salario y las condiciones vida en general. Todo es transar por arriba para cumplir con el Fondo.
Por abajo, el pueblo trabajador tiene el inmenso desafío de desatarse las manos de esa dirigencia gremial millonaria y corrupta. Y eso no ocurrirá esperando paros o medidas de fuerza convocadas por la CGT. Sabemos que eso no va a suceder (o si sucede serán aislados y sin perspectivas). Tenemos que empezar como pueblo trabajador a auto-organizarnos en cada lugar de trabajo en defensa del salario y las condiciones de trabajo.
El pueblo de Chubut está dando muestras de ese camino, movilizándose de a ciento de miles en las calles para enfrentar la megaminería que impulsa el Gobernador Arcioni con la complicidad del Gobierno Nacional.
En los próximos días el Congreso puede dar media sanción al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. De aprobarse luego en el Senado, sería una inmensa conquista arrancada al Estado gracias a esa enorme y masiva rebelión feminista que salió a las calles sin esperar a ser convocada por nadie. Desde el 2015, las mujeres se vienen auto-convocando y tomando en sus propias manos la lucha contra la violencia machista y patriarcal.
Ejemplos extraordinarios que como pueblo trabajador podemos tomar para sacarnos de encima la CGT y enfrentar desde abajo el futuro de saqueo y retroceso del país delineado por el FMI y ejecutado por el Gobierno Nacional.