EJES PARA UNA POLÍTICA DE CLASE Y SOCIALISTA SOBRE EL GRAVE CONFLICTO EN UCRANIA
¡Repudiamos los bombardeos rusos! ¡No a la guerra!
¡Fuera EE.UU., sus tropas y armas de Europa y la OTAN de Ucrania! ¡Desmantelamiento de la OTAN y sus bases militares!
¡Fuera Rusia y sus tropas de Crimea, del Donbass y de todo el territorio ucraniano!
Terminar con las sanciones económicas que sufren los pueblos, no los gobernantes ni los empresarios de armamentos. Fuera el FMI y las multinacionales de Ucrania.
Movilización y lucha con esos objetivos. Solo la clase obrera encabezando la lucha de todo el pueblo de Ucrania llevará a una Ucrania independiente, unida en base al respeto a los derechos nacionales que se vincule con los demás pueblos en base a los intereses comunes y no de los de las burguesías y sus negocios. En la formidable revuelta popular del Maidan del 2014 quedó un desafío pendiente de autoorganización y un camino a desarrollar desde abajo. ¡Por la libre determinación de los pueblos!
Hoy la prioridad es movilizarse contra la guerra en Ucrania, la que viene de la mano de EE.UU., la OTAN y Rusia.
“El deber [de los trabajadores] de iniciarse en los misterios de la política internacional, de vigilar la actividad diplomática de sus gobiernos respectivos, de combatirla, en caso necesario, por todos los medios de que dispongan; y cuando no se pueda impedir, unirse para lanzar una protesta común y reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones. La lucha por una política exterior de este género forma parte de la lucha general por la emancipación de la clase obrera. ¡Proletarios de todos los países, uníos!.”
Karl Marx, discurso inaugural en la Asociación Internacional de Trabajadores de 1864.
Algunos ejes para la interpretación del conflicto
- La disolución de la URSS, en 1991, produjo movilizaciones nacionales expresando profundos cuestionamientos asfixiados por décadas.
- Ucrania fue de las últimas pero cuando lo hizo se movilizó masivamente en busca de recuperar plenamente su identidad nacional y su independencia política con agravios históricos profundos, los más recientes derivados de la época del estalinismo, de la colectivización forzosa y la hambruna que mató a millones de ucranianos, el recuerdo anterior de la eliminación violenta del movimiento campesino makhnovista y el posterior con la dramática experiencia atravesada en la segunda guerra mundial. Nada estimuló tanto el nacionalismo ucraniano, y el de las demás naciones que integraban la URSS, como la terrible opresión sufrida a manos de la Rusia estalinista.
- Después de la revolución de Octubre de 1917 y de la derrota de la contrarrevolución, la Federación de Repúblicas Soviéticas que se conformó con los bolcheviques se apoyó principalmente en los países eslavos de más peso (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) y más complementariamente en los bálticos, caucásicos y los del Asia Central. Pero diferente a Bielorrusia que tuvo una relación aceitada con Rusia, la relación con Ucrania fue muy conflictiva.
- Con la caída del muro se produjo la independencia de una Ucrania con 55 millones de habitantes, una cuarta parte rusófona (especialmente importante en Crimea y las zonas aledañas, las que se separaron de Ucrania en el 2014 y hoy son protagonistas de los enfrentamientos violentos que se viven diariamente entre las fuerzas del gobierno central, hoy apoyado por la OTAN y las de las regiones separatistas de la región del Donbass con respaldo ruso).
- Ucrania es una nación de construcción reciente con una identidad actual no muy definida con anterioridad al siglo XX. Aunque reivindica una tradición histórica anterior si se la compara con otras identidades nacionales más antiguas ella se percibe recién con los inicios del siglo pasado. Y en esa identidad confluyen un nacionalismo ucraniano proveniente de los Cárpatos, o sea del Oeste, y un nacionalismo ruso del norte, de la Moscovia, ambos eslavos. Este es el origen de un diferente poblamiento entre el este y el oeste del país, con Kiev en el centro y el río Dnieper marcando, grosso modo, la frontera entre ambas áreas que se manifiesta, entre otras cosas, en la presencia de una escisión lingüística entre el oeste ucraniófono, hablado por dos tercios, y el este rusófono, el tercio restante, aunque solo el 25% se identifica como ruso.
- 30 años después de alcanzar su independencia unificadamente hoy hay entre ambos una fractura clara y es la base de la crisis del Estado de Ucrania. Sobre esa base se desarrollan y se montan los diferentes intereses geopolíticos de EE.UU. y la OTAN, por un lado, y de Rusia, por el otro, las disputas y los intereses económicos y la amenaza de división que exacerban esa grieta. División que de no existir los elementos externos e internos que la alientan con sus propios objetivos de rapiña no encuentra justificativos en los antecedentes de un pueblo que se reconoce como tal con una identidad y con minorías que comparten fuertes elementos históricos y de convivencia en común. Los dos elementos de unidad y de grieta al mismo tiempo se dan en la actualidad en el pueblo ucraniano. Se puede lucrar con ellos azuzándolos o defender su libre autodeterminación.
- Ucrania teme que si reconoce autonomía a alguna región que guarda simpatías con Rusia ese sea el primer paso para que se desmantele la Ucrania unificada que se independizó en los 90. Y Rusia exige que se respete el proceso de autonomía en las regiones rusófonas para que se acuerde una organización política y régimen político del país que tenga estabilidad. En el marco de priorizar su seguridad amenazada, sostiene, por la creciente presencia militar de la OTAN alrededor de sus fronteras.
- La caída del muro trajo no solo la disolución de la URSS sino también del Pacto de Varsovia, alianza militar alrededor de la URSS con los restantes países de la Europa Oriental. Este Pacto se constituyó, en el contexto de la llamada Guerra Fría, con el objetivo de defenderse sus integrantes, eventualmente, de agresiones militares de las potencias imperialistas encabezadas por EE.UU. y los países de la Europa Occidental organizados militarmente, a su vez con anterioridad, en la OTAN. Pero la disolución del Pacto de Varsovia no trajo la de la OTAN.
- En los 90 hubo acuerdos entre EE.UU. y Rusia respecto de que los países de la Europa Oriental que se independizaban de la Rusia soviética no iban a integrarse a la OTAN. Acuerdos que eran parte de coincidencias de fondo; avanzar juntos en la restauración capitalista y compartir los negocios de explotar juntos a la/os trabajadora/es de las naciones que se independizaban de la opresión de la URSS estalinista. Si se proyectaba actuar como socios no se necesitaban alianzas militares como esas. Era una garantía para Rusia de que la OTAN no iba a llegar hasta sus fronteras.
- Pero EE.UU., consciente que había quedado como dueño imperialista de un mundo unipolar, apostó a que no tenía porqué compartir con una debilitada Rusia esos negocios. Las transnacionales norteamericanas y europeas se abalanzaron a colonizar las zonas nuevas que se les abría a sus negocios. A partir de allí EE.UU. y las potencias imperialistas de Europa promovieron lo contrario de lo acordado. La mayoría de los países de Europa Oriental ingresaron gradualmente a la OTAN y Rusia quedó rodeada de bases y misiles de EE.UU. Aunque Rusia conservaba un enorme poderío militar la crisis política, económica y social que caracterizó lo que fue un desplome generalizado de la URSS después de los 90 le impidió adoptar una política beligerante para defender sus históricos objetivos de hegemonía en los países que había subordinado a su poderío y oprimido durante décadas.
- Está claro que Rusia busca desde hace tiempo, con el gobierno del ultra reaccionario y ex KGB Putin, recuperar un lugar central en las decisiones globales con políticas guerreristas e imperiales como, por ej., su intervención sangrienta en Siria.
- Todo se da en el marco de la decadencia de la hegemonía mundial de los EE.UU., de su sanguinaria trayectoria histórica en ese rol y de sus intentos agresivos y peligrosos por conservarla en la actualidad. Y en el marco de la disputa estratégica por esa hegemonía con una China que ocupa lugares de poder en todos los ámbitos del mundo. Como parte de ello China ha tejido recientes acuerdos geopolíticos con Rusia de protección mutua, impensados pocos años atrás. Y también en el de una Europa imperialista que viene fracasando en su intento de jugar un rol propio en defensa de sus intereses capitalistas locales frente a la disputa estratégica global entre EE.UU. y China. Y que respecto a Rusia esa Europa está dividida por las estrechas relaciones económicas y comerciales de algunos importantes países europeos con Moscú, como Alemania e Italia, lo que debilita más aún una acción común en la OTAN.
- En ese contexto la crisis en Ucrania toma más relevancia y gravedad. El mundo unipolar de los 90, que hegemonizaba EE.UU., se terminó. Y se expresa dramáticamente en Ucrania. China está allí.
- Rusia afirma que Ucrania no puede entrar a la OTAN, que los países bálticos y Polonia deben ser neutrales y no pueden ser una amenaza para la seguridad de Rusia y sus fronteras. Parece firme en que no va a retroceder en estas exigencias. Y exige garantías de los EE.UU. y de Europa en ese sentido. Caso contrario amenaza con que respaldará el proceso de secesión en Ucrania de las regiones separatistas del Donetsk y Lugansk con todas las armas a su alcance. Aparte de Crimea que desde el 2014 ya la dan como anexada a una Federación con Rusia. Y especula con intervenir en la disputa estratégica de EE.UU. y China y usarla en su favor.
- Ucrania busca apoyos en la OTAN para reforzar su independencia de Rusia pero a costa de subordinarse al imperialismo norteamericano y su economía completamente al FMI -con quien ha acordado un agresivo plan de ajuste en plena ejecución- mientras que Rusia aspira a mantener un derecho de intervención en los asuntos internos ucranianos alegando que lo hace en defensa de la población de origen ruso y en defensa de su propia seguridad. No lo dice pero es también parte de la recuperación de un rol de potencia global que tuvo y añora. Y sus empresarios también. En el medio está el pueblo ucraniano
- En el 2014 se produce una masiva revuelta popular contra el gobierno de entonces, de orientación pro-rusa y parte de la casta burocrática del régimen anterior. Venía desatando violentas represiones contra el descontento del pueblo y finalmente termina echado. Se la conoce por el nombre de la plaza central de Kiev, el Maidán y como EuroMaidán por las simpatías de la rebelión hacia Europa. Como en todos los países de la exURSS también en Ucrania la casta burocrática se convirtió en la elite empresaria y gubernamental que gestiona el nuevo capitalismo instaurado en todos ellos a partir de la privatización generalizada de las empresas estatales y de los medios de producción.
- En la revuelta contra el gobierno intervinieron sectores populares hartos de las duras condiciones socioeconómicas de vida con claras exigencias democráticas y resultado de un proceso de autoconvocatoria, bien desde abajo. Reiteradamente se denunció que EE.UU. había dado aire a esa rebelión, lo que es obvio que ocurrió; tanto como que el rol fundamental del pueblo en ese proceso no puede ser minimizado. También participaron sectores que se identificaron como anticomunistas y que reivindican lo que entienden es una lucha histórica contra la opresión de Rusia. Entre estos sectores autoidentificados como anticomunistas existen corrientes que, incluso, simpatizan, por los referentes históricos que reivindican, con los nazis que participaron en el genocidio judío y la limpieza étnica de población polaca en Ucrania y siguen con posiciones similares hoy. Y esos sectores terminaron teniendo roles de relieve en la revuelta del EuroMaidán del 2014 por estar organizados y tener una política definida como la que referimos.
- El gobierno que asumió en el 2014 puso a Ucrania en dirección bien pro-occidental y pro FMI, orientación que mayoritariamente no era la que se había expresado en la rebelión en la que se apoyó para asumir que fue, como dijimos, muy heterógenea. Incluso ese gobierno trató de minimizar y restarle importancia a las banderas pronazis que algunos que lo apoyan levantan cotidianamente. En el 2019 cambió el gobierno. El actual, nacionalista más moderado y bien prooccidental o más bien antiruso, sigue muy presionado por los sectores fascistas para que, ahora, termine con el separatismo pro-ruso mediante la represión que haga falta. Pero también sabe lo que eso desencadena.
- Ese carácter antiruso y ese pasado le dio pie a Putin para denunciar que la masiva expresión popular del 2014 ha derivado en una movida fascista. Y que el derrocamiento popular del gobierno de entonces lo considera como un golpe de Estado y especialmente de una amenaza “inaceptable” para la vida de la numerosa población de origen o habla rusa que vive en Ucrania. De allí que ocupó Crimea con sus tropas, la anexó y alentó el separatismo de las regiones de Donnets y Luhans, limítrofes con Rusia, con armamentos y respaldo pleno. Incluso con ataques cibernéticos.
- En el 2015 Rusia firmó los acuerdos de Minsk de alto el fuego con el gobierno de Ucrania y con países europeos como mediadores pero el acuerdo se ha visto constantemente violado por ambas partes.
- La crisis política y económica mundial y norteamericana hace que Biden enfrente un desprestigio creciente interno frente al proceso electoral de este año y esta crisis en Ucrania lo desafía para no mostrar más debilidad pero al mismo tiempo no acelerar una nueva guerra. La salida desastrosa de Afganistán es muy reciente. Pero ha sido toda la política imperialista, específicamente la desplegada a través de la OTAN en Europa desde los 90 la que ha llevado a la actual situación
- Macron que está jugando un rol de sobreactuación en el conflicto como presunto puente entre Rusia y EE.UU. se mueve no solo por los intereses empresarios europeos que ven como un drama que se desencadene una guerra en Ucrania y las consecuencias política que puede tener sino que también tiene en semanas la elección presidencial en su país.
- Para Putin que también tiene sus cuestionamientos internos todo conflicto internacional siempre le ha dado oxígeno y popularidad, especialmente el de Ucrania por la población rusa que dice defender.
- Sin embargo una guerra donde se enfrenten directamente la OTAN y Rusia sería un riesgo sin final previsible para todos ellos. Aunque ello no se puede descartar totalmente es más posible que haya cruces militares en Ucrania que no incluyan ese choque directo entre tropas de la OTAN con tropas de Rusia o ataques militares directos contra Rusia desde los países de la OTAN y sí se le sumen más sanciones económicas y ataques de otro tipo como los cibernéticos.
- Por Ucrania pasa una parte del gas que lleva energía a Europa. Hay allí una disputa de intereses capitalistas y geopolíticos. Alemania y Francia dependen de ese abastecimiento. EE.UU busca reemplazarlo por empresas de su país. Rusia apuesta a un nuevo gasoducto por el mar Báltico, el Nord Stream 2.
- Como reafirmamos en AyL con la discusión de Catalunya y la lucha por el derecho a la autodeterminación contra la opresión histórica del Estado español, como socialistas sostenemos en el horizonte al internacionalismo, es decir, la unidad desde abajo de las y los trabajadores de todo el mundo. Todo nacionalismo es, por definición, opuesto al internacionalismo que defendemos y militamos, pero no por eso todos los nacionalismos los consideramos iguales. Así no es igual el nacionalismo opresor del Estado Español que el nacionalismo oprimido de las y los catalanes.
- Aunque esto no implica para nada que estemos a favor de la división en pequeños estados. Por el contrario: la verdadera unidad de los pueblos del mundo sólo puede existir sobre la base del derecho inalienable a la libre autodeterminación. Pero, para una verdadera unidad de los pueblos, tan importante como esto es que los procesos de autodeterminación se orienten hacia la organización desde abajo del pueblo trabajador. El rico proceso popular de lxs indignadxs en el Estado Español no avanzó en procesos de auto-organización opuestos al régimen sino por el camino de la adaptación hasta terminar siendo completamente cooptado por este régimen. Esa experiencia fue una demostración más de que aun el proceso más rico que surja desde abajo no tiene futuro si no echa fuertes raíces en el pueblo trabajador y se autoorganiza, si no se mantiene independiente del poder económico y si no sostiene una denuncia constante al régimen político de la democracia representativa. Ésta es la causa fundamental por la cual desde Autodeterminación y Libertad asociamos las necesarias medidas anticapitalistas con la crítica a esta democracia en la que los pueblos no pueden decidir prácticamente nada.
- En el actual proceso en Ucrania no hay ninguno de estos elementos que estén jugando roles protagónicos. Ni de conflictos de nacionalidades ni de procesos populares de autoorganización ni rebeliones que sean los determinantes del actual proceso de crisis de todo tipo que se vive en el país. La rebelión del Euromaidán terminó usurpada desde arriba y las identidades nacionales y sus derechos (digamos de ucranianos y de ucranianos rusos) están entremezcladas sin que haya auténticas movidas masivas de reivindicación de derechos nacionales. Son minorías nacionales con todo derecho a ser respetadas en un marco de unidad nacional. En el Donbass de habla rusa la simpatía es con la relación con Rusia pero una relación de toda Ucrania, no separada. En el otro sector puede decirse lo mismo: pero con una Ucrania unida antiRusia, digamos. Esas identidades son fundamentalmente usadas y distorsionadas por las potencias intervinientes y sus objetivos imperiales.
- De allí que no haya nada progresivo en ninguna de las dos posiciones al interior de Ucrania encabezadas ambas por elites dirigenciales emanadas de la anterior casta burocrática, hoy abiertamente burguesas y privatizadoras y con tendencias autoritarias. Y eso nos tiene que llevar, desde una posición siempre independiente y de lucha por la libre determinación, a cuestionar a ambas en este conflicto y a esta amenaza recíproca de enfrentamientos militares. Por arriba todo es reaccionario, antiobrero, antipopular y antidemocrático. Y en especial lo son sus promotores, tanto el imperialismo estadounidense y los europeos como el gobierno profundamente reaccionario de Putin y sus objetivos de expansión imperial y de defensa de la oligarquía rusa.
- Las políticas imperialistas y la de los gobiernos nacionalistas reaccionarios solo se las puede enfrentar, desde el clasismo socialista, con una posición independiente de confrontación y movilización contra todas ellas, en el caso sean pro-occidentales como pro-rusas. Contra sus objetivos de más explotación, represión, sus guerras, sus bases militares, sus formidables gastos armamentistas, sus despliegues de flotas y escuadrillas repletas de misiles, sus políticas belicistas que amenazan con la muerte a pueblos enteros.
Muy buenas observaciones que comparto y aprecio, fundamentales para que podamos pensar con mayor libertad, y no quedar sujetos a los aparatos de propaganda siempre representantes de ideologías empaquetadas para manipular. Lo cotidiano siempre es una expresión directa o indirecta de la lucha de los asalariados del mundo, que por otro lado es el motor de la realidad, lamentablemente solo representadas por nuestra fuerza mas elementales, las del trabajo, que ojala logremos convertirlas en organización y política, para terminar con este sistema sanguinario, injusto, arbitrario y genocida, por una sociedad sin clases, socialista y revolucionaria. Gracias compañeres por aportar a comprender la situación.