PARO DEL 26: CONSTRUYAMOS DESDE ABAJO UNA ALTERNATIVA PARA LA LUCHA DOCENTE
Como parte del brutal programa de ajuste al conjunto del pueblo, el gobierno de Milei puso la mira también en la educación pública. Su decisión de discontinuar el FONID (un fondo que en algunas provincias representa hasta el 20% del salario), rechazar la paritaria nacional, reducir el presupuesto para viandas y comedores escolares, sumada a la licuación diaria del salario docente, muestra la violencia del gobierno hacia la comunidad educativa, familias y estudiantes.
Mientras recorta “por abajo” y multiplica escandalosamente la pobreza, sigue garantizando la enorme rentabilidad empresaria. En vez de ajustar a aquellas empresas que vienen ganando fortunas año tras año como la Techint de Rocca, los bancos, las grandes patronales agrarias, las empresas alimenticias y principales cadenas de supermercados, o dejar de pagar la estafa de la deuda, el Gobierno Nacional y el FMI prefieren quitarle un plato de comida a las y los chicos de los comedores o pulverizar los salarios y jubilaciones del pueblo, incluyendo los ingresos de las y los docentes. Y encima, cínicamente, pretende declarar a la educación como un “servicio esencial”, solamente para impedir el derecho a huelga. La educación no puede ser una variable de ajuste y las y los docentes tenemos derecho a defenderla junto a toda la comunidad educativa.
¿Cómo enfrentamos este ataque?
Desde abajo tenemos la fuerza para derrotar las medidas del gobierno y para que el ajuste lo paguen los grandes empresarios que “se la vienen llevando en pala”. Pero para eso está planteado para el conjunto de la docencia, junto a las familias y estudiantes, ponerse a la cabeza de esta lucha protagonizando y sobre todo decidiendo a cada paso cómo pelear. Esto implica hacer frente a nuestra mayor debilidad: las conducciones gremiales. Por eso necesitamos responder al desafío de construir organizaciones donde decidamos desde abajo sin depender de dirigentes. El desprestigio de la CGT, y de la gran mayoría de las direcciones sindicales, es muy grande y los gobiernos ajustadores lo han aprovechado y lo seguirán aprovechando para debilitar la legitimidad de nuestros reclamos. El argumento “durante años no han hecho nada” no deja de ser cierto, pero es usado por un discurso profundamente reaccionario para ganar adhesión popular al ajuste y aislar la defensa de la educación y el salario. CTERA, Suteba, UTE y la gran mayoría de las conducciones gremiales, así como la CGT y la CTA, han venido dejando pasar el sistemático ajuste al salario. No hemos podido debatir las y los docentes medidas de fuerza frente a una realidad que año tras año fue carcomiendo nuestros bolsillos. No se han hecho asambleas en cada escuela para que el conjunto de la docencia pueda discutir colectivamente y que sea desde allí donde salgan las decisiones para pelear en defensa de la educación pública.
Es indispensable para frenar el ajustazo de Milei, Caputo y el FMI, un no inicio y un plan de lucha activo con multitudinarias movilizaciones para derrotar la política del Gobierno. Y para concretar esas medidas (y otras que puedan surgir), la fuerza de la participación docente desde abajo es fundamental. Asambleas en cada escuela y por distrito para que cada docente discuta y decida cómo defender nuestros ingresos y la educación pública. Para que cada docente discuta y defina colectivamente cómo sumar a esta lucha a las familias, estudiantes y al conjunto de la comunidad educativa. Ni CTERA ni el resto de las conducciones gremiales lo va a impulsar. Tenemos que construirlo desde abajo para no depender más de convocatorias “por arriba” sin ninguna perspectiva, y que lejos de potenciarnos, nos aíslan del resto de la comunidad educativa.
CTERA acaba de convocar a un paro para el 26. Desde ya, lo hace como siempre: sin perspectiva de cómo continuar y mucho menos que el conjunto de la docencia lo haya debatido ni decidido. Un ejemplo es lo ocurrido en Provincia de Buenos Aires con la Celeste de Baradel que, en el plenario de delegadxs último, decidió plegarse al paro del día 26 pero rechazó parar el 1 de marzo (como lo propusieron docentes independientes y la Multicolor) con el argumento de que a Kicillof no hay que hacerle una medida de fuerza. ¿Por qué Baradel no promueve asambleas en cada escuela para que todos los y las docentes tengan la posibilidad de votar parar o no el 1? Desde ya que sería mucho más democrático y, sea cual fuera la decisión, ayudaría a fortalecer el protagonismo y la decisión desde abajo fortaleciendo así la lucha en perspectiva. Por eso, en mano de esta dirigencia, no podemos tener ninguna expectativa. Se impone entonces que desde abajo empecemos a organizarnos sin esperar a dirigentes ni delegados que nos digan qué hacer. Esta medida de fuerza convocada de forma aislada y sin consulta para el 26 de febrero, tenemos que tomarla en nuestras manos desde abajo para garantizar que sea un parazo y una gran movilización, haciéndolo junto a las familias y estudiantes, y que nos sirva como impulso para un gran movimiento de lucha donde las y los docentes empecemos a autodirigirnos en cada escuela y en cada distrito, y para que en perspectiva no necesitemos más de convocatorias desde arriba que nos quitan fuerza y potencia para derrotar los programas de ajuste que nos vienen imponiendo los gobiernos, y este brutal que sufrimos ahora.