MARCHEMOS EL 23 EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
* Por Enrique Segura, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas e integrante de Autodeterminación y Libertad
Desde que asumió, el gobierno de La Libertad Avanza viene llevando adelante un brutal ataque a nuestras condiciones de vida que no tiene antecedentes en los últimos tiempos. El proyecto de Javier Milei y su equipo apunta a la liquidación desde la raíz de todo o casi todo el patrimonio material y cultural que generaciones de argentinos logramos colectivamente producir (nuestro “capital humano”, para usar la cínica expresión con que se llenan la boca). Pero ese ataque va dirigido con especial crueldad hacia el pueblo y la clase obrera, en beneficio de los grupos económicos con los que están asociados.
En nuestro caso, como integrantes de ese pueblo trabajador que brindamos nuestro aporte a la producción de conocimiento y su transmisión al resto de la sociedad, somos uno de los objetivos de ese plan. Que ya no es meramente reducir a su mínima expresión los recursos para las instituciones desde las cuales producimos lo que ofrecemos -Universidades Públicas, organismos científicos-, sino la intención, expresamente manifestada, de suprimir drástica y definitivamente dichas instituciones, dejando la educación y la ciencia libradas al mercado de oferta y demanda de productos y servicios (educación superior en manos de universidades privadas y, en el caso de la ciencia, si bien es ampliamente entendida su vocación histórica para poner los logros en el dominio de la naturaleza al servicio del interés capitalista, en todo caso no es a los científicos argentinos a quienes contempla este proyecto para llevarla a cabo, proyecto que adscribe sumisamente a la distinción entre países centrales, sujetos generadores de conocimiento, y naciones periféricas, objetos de su aplicación, entre las cuales se pretende arrojar a la nuestra).
Entonces, cuando la lucha por el salario y por condiciones dignas para nuestra labor se ha extendido a algo mucho más vital y abarcativo, la lucha por SEGUIR EXISTIENDO, es decir por no desaparecer como sector de esa clase trabajadora -y esto no es una metáfora-, se hace imprescindible reaccionar colectivamente. La marcha universitaria del 23 de abril será una gran oportunidad para articular nuestra lucha con las peleas que hoy se están dando por salario, contra los despidos y las medidas represivas, y en defensa de la educación, la ciencia, la cultura y la salud. Sólo uniendo nuestros frentes, divididos hoy por las conducciones gremiales y políticas, tendremos la fuerza para enfrentar este plan de ajuste, que intenta imponerse mediante decretos y leyes ómnibus transadas y negociados con la “casta” política. Pero no se nos escapa que, otra vez, las burocracias sindicales que dicen defender nuestros derechos se han montado a caballo de este clamor generalizado que quiere desbordarse en la marcha programada para el 23A, y tratan de utilizar esa fuerza para luego negociar sin consultarnos nada. Sí, esa misma camarilla de burócratas que nunca queda claro en qué basan su pretensión de legitimidad para representarnos y que sistemáticamente, en cada negociación por nuestros salarios o nuestras condiciones de trabajo, nos han dejado pagando. Y con ellos las grandes centrales -CGT, CTAs- que, cuando más necesitamos un plan de lucha como ahora, se toman sus tiempos… y más tiempos… para luego transar en contra de nuestros intereses.
Si queremos lograr una gran marcha y luego darle continuidad a nuestra lucha, no podemos confiar ni en las actuales conducciones gremiales ni en los partidos políticos tradicionales (radicales, peronistas), que con su influencia en las dirigencias de los claustros -desde las conducciones de los Centros de Estudiantes hasta los Consejos Directivos- buscan también negociar en vista de sus estrategias electorales.
Entonces, ¿no sería hora de empezar a valernos por nosotros mismos? Nadie nos va salvar, ningún dirigente defenderá por nosotros lo que los poderosos grupos económicos tratan de arrebatarnos. Sólo actuando en la búsqueda de consensos que unifiquen horizontalmente nuestra lucha, cada uno desde nuestros lugares de actividad -cátedras, grupos de investigación, etc.-, y a partir de esos acuerdos generando acciones concretas sin intermediaciones (en las que, fatalmente, la expresión de nuestras voluntades acaba traicionada o tergiversada) lograremos la fuerza que esos reclamos necesitan.
Desde ya, este 23A tenemos que lograr que sea una muestra multitudinaria de que no tenemos intención de rendirnos ante el ajustazo de Milei, Caputo y el FMI. Pero también esta marcha nos tiene que servir para seguir impulsando y desarrollando una pelea que empieza a tomarse desde abajo, madurando en cada grupo, en cada cátedra y con total autonomía. Y el resultado tiene que ser contundente, masivo; para salir con las fuerzas que necesitamos para construir órganos de decisión sin dirigentes que nos permitan tomar las medidas de fuerza que creamos convenientes sin depender de convocatorias por arriba.
Por eso, el 23 de abril, llenemos la Plaza del Congreso y marchemos a Plaza de Mayo. Que sirva para darnos fuerzas de cara al paro del 9 de mayo, y que nos dé impulso para construir desde abajo lo que la CGT y la CTA se niegan a convocar: el plan de lucha que nos permita derrotar el programa de ajuste del Gobierno y del FMI.
Ante la indiferencia de las burocracias sindicales y la complicidad de los legisladores que garantizan “gobernabilidad”, organicemos la resistencia entre nosotros desde abajo.
¡¡ESTE 23 DE ABRIL ENFRENTEMOS AL GOBIERNO DE LA MOTOSIERRA Y LA LICUADORA!!
¡¡BASTA DE AJUSTE PARA PAGARLE AL FMI Y FAVORECER A LOS GRANDES GRUPOS ECONÓMICOS!!
¡¡BASTA DE LIQUIDAR LO QUE PERTENECE A TODO EL PUEBLO TRABAJADOR!!