¡JUSTICIA PARA LAS NIÑAS DE GUATEMALA!
* Por Marta Martínez (integrante de Autodeterminación y Libertad)
El pasado 8 de marzo, tras incendiarse el lugar donde estaban albergadas, fallecieron 43 niñas. Fue un femicidio masivo.
Las niñas de Guatemala no murieron en un “accidente”, fueron asesinadas por el Estado, por sus instituciones y por la cultura patriarcal dominante que aquí ha mostrado su expresión más salvaje. Como suele ocurrir con este tipo de albergues, que en rigor no son más que verdaderas prisiones, convivían allí niños, niñas y adolescentes expulsados y violentadxs por un sistema (la barbarie del capitalismo), y marginadxs por el Estado.
Ya lxs habían condenadx las instituciones al entrar al Hogar Virgen de la Asunción, tras haber sufrido una situación de expulsión y marginación por parte del Estado por las condiciones económicas de lxs niñxs, el sistema capitalista que todo lo mercantiliza ya les había puesto precio, sobre todo a las niñas y a sus cuerpos, reflejo de la cultura patriarcal dominante.
Hacía muchos años que se vivían situaciones de violencia, maltrato, abuso y hacinamiento en el Hogar. En ese lugar donde se enviaba a lxs niñxs que tenían “problemas con la justicia” o habían sido maltratadxs, o bien, no podían ser criadxs por los padres recibían todo el peso de un gobierno que los aísla para no mostrar otra de las caras de la crueldad del capitalismo. Pero los femicidios no pudieron ocultarse.
Se suma a la marginación y desidia por el futuro de lxs niñxs una acción fuertemente patriarcal contra las niñas, una condena que ninguna mujer puede borrar de su memoria. Las niñas que se encontraban en el Hogar eran sistemáticamente violadas, también hay denuncias sobre su utilización para ser explotadas sexualmente en redes de trata. En este país el aborto no es despenalizado siquiera en casos de violación. Es así que según el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva en 2016 hubo 2504 nacimientos de madres de entre 10 y 14 años producto de una violación sexual. Es el mismo país donde no se permitió que arribara el barco de Rebecca Gomperts “Mujeres en las olas”, comenzando un conflicto judicial contra ellxs por llevar este barco que facilita la realización de abortos seguros. En este mismo país, dentro del Hogar Virgen de la Asunción se realizaban abortos forzosos que eran consecuencia de las violaciones sufridas por las niñas. También partos forzosos sobre aquellas niñas que no eran sometidas a abortos y que también habían sido violadas. Es decir que la discrecionalidad de la realización de un aborto en Guatemala depende de dónde y cuánto hay que ocultar.
Pero esta situación de reclusión era vivir en un centro de violación y comercialización de las niñas y las instituciones responsables lo sabían y dejaban las cosas tal como venían desde hace mucho tiempo. El año pasado un juzgado de niñez y adolescencia denunció al Estado de Guatemala por las situaciones vividas en el lugar pero otra oficina gubernamental, la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia entorpeció todas las acciones. La acción del Estado, de las instituciones, del gobierno fue no permitir que algo de la situación de las niñas cambiara. Por supuesto que más allá de no querer “desnudar” su propia responsabilidad podría haber cesado en el accionar del Hogar, pues no. A sabiendas de que muy posiblemente existiera dentro del Hogar explotación sexual en redes de trata tras un informe del Ministerio Público, las atrocidades continuaron sucediéndose. Niñas marginadas, cuerpos mercantilizados sin lazos familiares, niñas institucionalizadas por el mismo Estado, el negocio ilícito encontró nuevamente en este sistema capitalista y patriarcal cómo funcionar libremente gracias a la complicidad de ese mismo Estado.
La Procuraduría de Derechos Humanos había considerado en 2016 que por las condiciones del lugar, hacinamiento de 800 niñxs donde entraban la mitad, comida en mal estado con gusanos, y las situaciones relatadas anteriormente, presentarse ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (OEA). En noviembre de 2016 los organismos internacionales sabían cuál era la situación de este Hogar y en una presentación posterior se sumó el femicidio masivo del 8 de Marzo. Una de las recomendaciones que hizo este organismo de derechos humanos fue que el Estado de Guatemala “(a)dopte las medidas necesarias para proteger la vida e integridad personal de los niños, niñas y adolescentes que se encuentren en el “Hogar Seguro Virgen de Asunción” (…). En la formalidad del sistema internacional de derechos humanos se muestra su real funcionamiento: le dice al Estado que tenía la responsabilidad de estxs niñxs que se haga responsable estxs niñxs. Luego de un incendio donde murieron 43 niñas. Una indignidad que representa lo que Laura Klein sintetiza en que “La doctrina de los derechos humanos es la ficción ciega de la modernidad”.
Desde el año 2013 que era conocida la situación de lxs niñxs del Hogar, varias instituciones intervinieron desde ese momento dado que ya se había producido un incendio, se sabía sobre agresiones sexuales y había fallecido una niña internada de 14 años de edad. Pero quienes se encontraban allí dentro y sus familias eran pobres y ya habían sido marginados por el mismo sistema, revictimizados por las instituciones que de una forma u otra permitían o facilitaban que los hechos siguieran sucediéndose.
Es por eso que a las niñas no las mató el fuego, el Estado de Guatemala y el gobierno son responsables. Ya habían sido condenadas por este sistema que todo lo mercantiliza, ya habían sido excluidas y marginadas, ya habían sido sus cuerpos expropiados, ya habían sido legitimados para ser vendidos, por ser niñas y pobres. La muerte, el femicidio simultáneo y masivo fue la expresión más salvaje de este sistema capitalista y patriarcal que se ve reproducido constantemente por el Estado y sus instituciones.
¡Justicia para las niñas de Guatemala!
Referencias
1) http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/las-nias-de-guatemala
2) http://distintaslatitudes.net/guatemala-vidas-quemadas-que-desnudan-la-indiferencia-y-la-negligencia
3) http://www.oas.org/es/cidh/decisiones/pdf/2017/8-17MC958-16-GU.pdf