¿CON ESTO ALCANZA PARA DAR RESPUESTA A LA CRISIS QUE SE ABRE?
El emocionante aplauso de miles a las y los trabajadores de la salud pública no es sólo el merecido reconocimiento popular a una tarea muy valorada por la mayoría de la población. Lo que les reconocemos en ese aplauso es el sobre-trabajo cotidiano que están haciendo y, según parece, tendrán que seguir profundizando semana a semana. Junto a ese aplauso y apoyo a su fenomenal tarea ¿no es imprescindible dotarlos de barbijos, camisolines, máscaras faciales, respiradores en los hospitales, mejorar las condiciones de las salas de terapia intermedia, y que haya camas disponibles para internación sea en hospitales públicos, sanatorios privados y/o hoteles? Así como la realización de test masivos, medida en la que el gobierno se encuentra muy atrasado y que es la que viene demostrando la posibilidad de mayor control del virus tomándose junto a otras medidas.
Desde nuestras casas, desde las redes ¿no sería bueno decirlo todxs para que el gobierno priorice el uso de nuestra plata para lo que es urgente o para la salud y/o para vivir? Pensemos que el primer caso se dio a fines de diciembre en China, y luego rápidamente en enero y febrero se fue diseminando por Europa y luego América, mientras en esos mismos meses el gobierno pagó 5.000 millones de dólares a los usureros. ¿Por qué no se destinó todo al refuerzo de la salud pública?
Porque el valor más importante del ser humano es la vida misma, justamente. Un valor que el capitalismo no le garantiza a un sector mayoritario de la población, tal como lo vienen experimentado a diario y desde hace muchos años (no solo por la situación actual) esos mismos trabajadores y trabajadoras de la salud que han peleado –sin ninguna respuesta favorable de parte de la dirigencia política- contra las políticas de vaciamiento en los hospitales públicos y contra la privatización de la salud. Por eso el reconocimiento a todo el personal hospitalario, en otras palabras, por el sobre-esfuerzo que el Estado les exige como consecuencia de esa precarización. Si la salud hubiese sido realmente la prioridad de quienes nos han gobernado durante años, el sistema sanitario estaría en condiciones mucho mejores para afrontar esta situación.
¿Está haciendo el Gobierno todo lo posible para enfrentar la pandemia? ¿Se están volcando todos, absolutamente todos, los recursos necesarios para ello? ¿Están brindando toda la información necesaria, con los diferentes puntos de vista? ¿Solo la “ciencia” tiene que hablar y dar recomendaciones? ¿No debería ser importante escuchar cada semana a un trabajador o trabajadora de la salud para que informe en qué condiciones trabaja y qué necesita para que automáticamente desde el Gobierno se dé respuesta a esas necesidades?
Al mismo tiempo hay que pensar que la decisión del gobierno de que nos quedemos en casa no contempla la necesidad de quienes no pueden hacerlo, ¿Qué medidas de emergencia se están tomando para los y las millones que viven en villas y asentamientos hacinados y sin agua potable? ¿Qué sucede con quienes viven de changas? ¿Qué pasa con lxs autónomxs, o lxs monotributistas que son la mitad del pueblo trabajador con ingresos precarizados? ¿Se cree acaso que una suma fija de $ 10.000 como la que ahora piensa dar el gobierno alcanza para que una familia enfrente esta grave situación? Es decir, qué pasa con quienes han sido la moneda de cambio del ajuste y el pago de la deuda, quienes vienen siendo precarizados y empobrecidos por los gobiernos de turno. Lo más probable es que la crisis que desató la pandemia, aquí y en el mundo, marque un antes y un después, que será aún peor para las grandes mayorías populares. En un mundo ya en crisis, con un capitalismo que todo destruye a su paso, el coronavirus profundizó y profundizará todos los dramas sociales.
¿No debieron haberse contemplado las situaciones de precariedad de toda esta población al mismo tiempo que se tomaron medidas sobre la no concurrencia a clase, o inclusive la cuarentena obligatoria que después del sexto día aún no tiene medidas serias para estos sectores, además de la pequeña suma fija? Hay que pensar en todas las familias empobrecidas y marginadas, en la necesidad de no contagio al mismo tiempo de la de alimentarse. Quedarse en casa con alimentación, y medicación adecuada en caso de que lo necesiten, para no empeorar aún más su situación.
¿No deberían informar sobre la situación real a toda la población?¿Que sumado a la crisis sanitaria y a la desinversión en salud de todos los gobiernos puede que no se dé abasto aunque se amesete la curva de contagio?¿Que hay diferentes escenarios de mínimo y máximo contagio y que de cualquier modo sufriremos las consecuencias de un sistema de salud que seguramente se verá gravemente desbordado como ha pasado en tantos países ya? ¿Por qué el gobierno en vez de mostrar esta situación a la sociedad la trata como seres “encerrables”, decide que las fuerzas armadas estén en las calles, junto con la gendarmería y la policía, e incluso abriendo la posibilidad de declarar el Estado de sitio para garantizar una cuarentena total? ¿No deberían darle al pueblo ya mismo toda la información que tengan? ¿O es información que ocultan? ¿Hay lugar, en una crisis como ésta, para secretos de Estado frente al pueblo, más cuando es nuestra salud y nuestra vida la que se juega?
¿Cómo sabemos si se tomaron o se tomarán todas las medidas para garantizar que todxs accedamos a lo indispensable bajando al mínimo el riesgo de contagio si no tenemos información certera? ¿No podríamos crear una gran red pública de distribución gratuita de alimentos y elementos de higiene y primera necesidad partiendo de transformar en propiedad pública las aplicaciones de PedidosYa, Rappi, Glovo y Uber para garantizar que nadie tenga que salir de su casa innecesariamente? ¿Y no tendría que haber también medidas que garanticen el cuidado de las y los trabajadores que deben ir a trabajar para garantizar el abastecimiento de los elementos de primera necesidad? Por ejemplo, en las fábricas y lugares de trabajo que sigan funcionando, ¿no deberían ser lxs mismxs trabajadorxs quienes decidan cuáles serán las medidas necesarias para cuidarse y obtener todo lo que consideren necesario de inmediato? Si las medidas de cuidado las deciden los jefes, ¿qué garantía tiene un/a trabajador/a de que se priorice su salud por sobre las ganancias empresarias?
¿El gobierno está preparando una serie de medidas para enfrentar el drama social y económico que dejará el coronavirus? ¿Se volcarán también todos los recursos necesarios para ello? ¿Se tocarán los intereses de los grandes grupos económicos que han obtenido durante todos estos años enormes fortunas, que gran parte se llevaron al exterior (entre 300.000 a 400.000 millones de dólares), para volcar esos recursos a contrarrestar los efectos sociales de esta pandemia? ¿Se dejará de pagar de una vez por todas y definitivamente una Deuda que desde hace décadas viene esclavizando al pueblo para por fin priorizar nuestras condiciones de vida y no los intereses de los grandes especuladores como se ha hecho hasta ahora?
¿No es urgente declarar a los laboratorios y la industria farmacéutica de propiedad pública y sumarlos de inmediato al sistema público de salud y unificar a todos los hospitales y centros de salud, públicos y privados, nacionales, provinciales y municipales para fortalecer al sistema de salud? ¿No es necesario duplicar de inmediato el presupuesto nacional de salud, que está muy por debajo del mínimo necesario para dar respuesta a una posible crisis sanitaria? ¿No corresponde ya un impuesto de emergencia a las ganancias de los principales bancos privados para volcarlo a combatir el coronavirus?
¿No habría también que tomar medidas de fondo de cara a la crisis económica, mundial y nacional, que va a generar la pandemia del coronavirus? Prohibir todos los despidos, las suspensiones, las reducciones salariales y los descuentos de días o presentismo para todxs lxs trabajadorxs (en blanco y en negro) por lo menos por un año, aumento urgente de todas las jubilaciones y planes sociales, cláusula gatillos para todos los salarios, jubilaciones y planes, para que ningún sector del pueblo trabajador sufra un retroceso en sus condiciones de vida justamente ante la posibilidad de una profundización de la crisis económica como la que se viene.
Todas estas medidas, y otras también, ayudarían, a nuestro modo de ver, para que el conjunto del pueblo trabajador enfrente una segura crisis sanitaria, social y económica. Para lograr eso, habría que tocar las ganancias de grandes grupos económicos, como las grandes empresas industriales, los bancos, la salud privada, los laboratorios, la industria farmacéutica, la industria alimentaria, los supermercados, el FMI, los bonistas, etc. Pero… ¿Se puede cuidar la salud del pueblo sin tocar estos intereses económicos? Entendemos que no. Y, si la mejor forma de cuidar nuestra salud es tocando estos intereses, ¿qué priorizará finalmente el gobierno: los intereses de los grandes empresarios o cuidar la salud del pueblo trabajador? A nuestro modo de ver, de cómo se responda a estas preguntas va a depender que esta crisis la pague, o no, el pueblo trabajador con su salud y sus condiciones de vida.
Luego de luchar contra esta pandemia nos quedará el desafío del virus de un sistema que año a año mata a cientos de miles por hambre o enfermedades curables. Esas muertes que no salen en los medios, son las muertes que los gobiernos de todo el mundo naturalizan, esos mismos gobiernos que hoy deciden sobre nuestras vidas. Obliguemos a los que hoy gobiernan a que cumplan con el mandato del pueblo: que prioricen nuestras vidas. Y si no lo hacen, el pueblo tiene que imponer esa prioridad. Porque no hay nada más prioritario que nuestras vidas. Será la manera de salir mejor parados para los desafíos que se vienen.
Desafíos para los cuales esos aplausos se tienen que transformar en una pelea común.
25 de marzo 2020