VICENTIN LE DEBE AL PUEBLO, NO AL REVÉS
El Gobierno Nacional acaba de intervenir la empresa Vicentin, un conglomerado industrial básicamente de producción primaria y vinculada el negocio agro-exportador. Paralelamente anunció el envío al Congreso de un proyecto de expropiación. Una empresa que factura miles de millones de dólares anuales y que lejos de volcarlos al desarrollo del país, fueron a parar a sus cuentas del exterior y a la especulación financiera. Como parte de esa especulación, Vicentín se terminó endeudando durante el Gobierno anterior en unos 18.500 millones de pesos con el Banco Nación. El discurso del gobierno habla de proteger la fuente de trabajo en riesgo de varios miles de sus trabajadores y avanzar en la defensa de la “soberanía alimentaria”.
La expropiación la presenta el mismo Alberto Fernández como un “rescate” de una empresa cuasi quebrada. Ese rescate no será gratis para el pueblo. Para adquirirla, el Gobierno se dispone a pagar, con plata de todxs nosotrxs, importantes sumas de dinero, cuando lo que debería hacer es investigar todo los que nos ha robado durante tantos años. Es decir, cuánto le debe Vicentín al pueblo, no al revés
Sin embargo, este paso dado por el gobierno disparó argumentos y contra argumentos de todo tipo. Desde lado del oficialismo se habla de “soberanía alimentaria”, cuando en realidad todo indica que al ser una empresa principalmente exportadora, lo que busca el gobierno es a obtener en el futuro parte de los dólares que le reclaman los grandes Fondos de Inversión que entrarían en los próximos días al canje de la Deuda y los que se prepara a pagar también al FMI.
Por el lado de la oposición, algunas voces junto a importantes grupos económicos como la Sociedad Rural, y grandes empresas mediáticas, se habla de “chavismo” y que se va “camino a Venezuela”. Todo es confusión. Todo es uso político. ¿Cuál es el rol del pueblo trabajador en todo esto? ¿Decidimos algo como pueblo? ¿O somos simples observadores de lo que pasa en la realidad y de las decisiones que se toman desde arriba?
Ese rescate no será gratis para el pueblo. Para adquirirla, el Gobierno se dispone a pagar, con plata de todxs nosotrxs, importantes sumas de dinero, cuando lo que debería hacer es investigar todo los que nos ha robado durante tantos años. Es decir cuánto le debe Vicentín al pueblo,no al revés
El manoseo de temas tan importantes como este es evidente. Quienes hablan de “chavismo” estarían mucho más conformes si la empresa la hubiese adquirido Cargill, Dreyfus o cualquier otra trasnacional que lucra con el hambre de los pueblos. Frente a esto, el Gobierno Nacional avanza con un “rescate” que está muy lejos de presentarse como parte de un programa de desarrollo donde verdaderamente se ponga eje en la soberanía alimentaria. Eso implicaría mucho más que adquirir una empresa vinculada al agro-negocio, significaría poner en discusión los agro-negocios en sí mismos, el extractivismo, la concentración y extranjerización de la tierra y del comercio exterior, todo lo que hace a una matriz productiva que ya lleva décadas y que tiene como resultado que se multiplique la contaminación de los suelos, la desforestación para sembrar soja, la desertificación y erosión de la tierra, la destrucción de los bienes comunes y que el alimento se vuelva un negocio de pocos lucrando con el hambre de millones´. Y de esos negocios se van al exterior o a la especulación miles de millones de dólares que se le niegan al pueblo argentino que los produce.
Nada de todo esto se discute, cuando debería ser lo prioritario. Mucho menos incluir al pueblo en la posibilidad de que discuta qué proyecto de país quiere. Los canales de participación, debate y decisión en estas cuestiones estratégicas están vedados para los pueblos en todo el mundo.
No podemos seguir permitiendo que todo se decida a nuestras espaldas. Tenemos que impedir que se le pague a quienes nos han estafado durante años; que la empresa no quede en manos de estos empresarios pero tampoco en las de ningún funcionario sino que sea declarada pública (es decir, del pueblo) como todo el comercio exterior; que sea administrada por lxs trabajadorxs del sector (que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo); y que sea parte de un proyecto integral donde el único objetivo sea verdaderamente el de la soberanía alimentaria para que ninguna persona pase hambre en un país capaz de alimentar a más de 400 millones de personas ni la tierra quede cada vez más en manos de pocos.