FRENTE A UNA CRISIS HISTÓRICA SE ABREN DESAFÍOS HISTÓRICOS PARA LXS DE ABAJO
La situación es dramática pero las perspectivas son aún peores para el pueblo trabajador. Estamos frente a la posibilidad de una crisis con pocos antecedentes en la historia. La pandemia expuso, y a su vez aceleró, la fragilidad social y económica que el pueblo venía padeciendo en condiciones de vida cada vez más precarias. Sin prácticamente margen para hacer ni un solo día de aislamiento. La mitad de la población hoy es pobre.
La pandemia expuso, y a su vez aceleró, la fragilidad social y económica que el pueblo venía padeciendo en condiciones de vida cada vez más precarias. Sin prácticamente margen para hacer ni un solo día de aislamiento. La mitad de la población hoy es pobre.
Millones de trabajadorxs han visto recortados sus ingresos. Los 10.000 pesos que entrega el gobierno alcanzan para unos pocos días en el mes. Mientras tanto se multiplican las suspensiones y los despidos, y las jubilaciones padecieron un nuevo recorte porque el gobierno sigue manteniendo suspendido el cálculo de movilidad. Como si fuera poco el sistema sanitario sigue amenazado de colapsar por el dramático avance de los contagios. Es el resultado de décadas de desinversión en salud que hoy resulta inocultable.
La angustiosa situación que atraviesa la enorme mayoría de la población se debate entre elegir pasar hambre o contagiarse y quedar en mano de un sistema sanitario al borde del colapso. Alberto Fernández argumenta estar frente a un “enemigo invisible”, impredecible, y compara estadísticas con los resultados en otros países. Poco y nada dice que la principal razón por la cual el sistema sanitario en el país se encuentre en condiciones tan precarias para afrontar la pandemia sea las décadas de vaciamiento y ajustes reiterados a la salud que llevaron adelante los sucesivos gobiernos en los últimos 40 años.
Deuda, hacia otra oportunidad desaprovechada
“Estamos cerca de cerrar la negociación con los acreedores externos para salir del default que dejó Macrì de la deuda que él mismo contrajo, con la aprobación de muchos de ustedes. Eso lo va a pagar el pueblo argentino pero la plusvalía será para ustedes, porque en cuanto firmemos, el valor de mercado de sus empresas va a aumentar muchísimo. ¿Les parece que con nosotros la propiedad privada corre peligro?”[1](Máximo Kirchner en reunión con empresarios. Cita de H. Verbitsky)
Tampoco se señala que en los primeros meses del año, cuando ya existían informes alertando sobre el avance de la pandemia, el Gobierno Nacional, que no podía desconocer esos informes, pagó Deuda por 5.000 millones de dólares que podrían haberse invertido tanto en camas de internación e insumos esenciales para lxs profesionales de la salud, como también ser parte de los recursos tan necesarios en estos meses para que la población pueda tener un ingreso digno y afrontar así el aislamiento social sin la angustia de no saber si va a tener para comer los próximos días.
Pero quizás más grave todavía no es la plata que ya se fue al bolsillo de los especuladores, sino la plata que se irá en los próximos años cuando todavía los efectos de la crisis continúe haciendo estragos en la vida de millones de personas en todo el país. Desde la primera oferta que el Gobierno realizó a los bonistas a la última que hizo (¡por ahora!), ofreció unos 10.000 millones de dólares más. Plata que se pegará con el hambre de millones de personas en un país que quedará literalmente devastado. ¿Y si se le consultara a la población qué hacer con esa plata? ¿Qué diríamos? ¿Le entregaríamos esos miles de millones de dólares a los BlackRock y a todos los “fondo buitre”?
Desde la primera oferta que el Gobierno realizó a los bonistas a la última que hizo (¡por ahora!), ofreció unos 10.000 millones de dólares más. Plata que se pegará con el hambre de millones de personas en un país que quedará literalmente devastado.
Se le pide al pueblo responsabilidad social para hacer el aislamiento, medida que mayoritariamente viene acompañando, pero no se le consulta qué hacer con los recursos económicos indispensables que podrían servir para paliar las consecuencias de la enorme destrucción de la economía que estas medidas conllevan. Otra vez se deja pasar por una enorme oportunidad para desconocer esta estafa, que el pueblo argentino pagó una y otra vez sin ningún beneficio.
¿Sótanos o cimientos?
Durante las últimas semanas salió a la luz la utilización del gobierno macrista de los servicios de inteligencia para todo tipo de fines. A través de la denuncia de la actual interventora de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) se conoció que los servicios de inteligencia espiaban a propios y extraños, desde Cristina Kirchner, pasando periodistas y militantes, miembros de Ongs’s hasta Vidal, Larreta y Santilli. Servicios que tenían libre entrada a la Casa Rosada, llegaban por lo menos hasta metros del escritorio de Macri, que a pesar de sus antecedentes, había llegado a la Rosada levantando la bandera de la república y la transparencia.
Una elocuente muestra más de la descomposición de la dirigencia política y los distintos gobiernos que fueron pasando. Todos, incluido el actual, prometen transparencia o como dijo Alberto Fernández “terminar con los sótanos de la democracia”, pero todos los terminan utilizando y sosteniéndose en esos vínculos según sus necesidades. Sigue vigente la pregunta que nadie responde acerca de la necesidad de contar con los servicios de inteligencia, nadie pudo explicar qué beneficio le han traído al pueblo. Por el contrario, sus huellas quedaron marcados en la mayoría de los casos de más oscuros de la historia argentina, AMIA, Nisman, narcotráfico y otros tantos.
Sigue vigente la pregunta que nadie responde acerca de la necesidad de contar con los servicios de inteligencia, nadie pudo explicar qué beneficio le han traído al pueblo.
Todos hasta hoy han mantenido este organismo con la plata del pueblo, que se sabe nunca ha dejado de hacer espionaje interno, especialmente contra el mismo pueblo. Son los Stiusso que lejos de ser parte de los “sótanos de los democracia”, han sido parte de un engranaje cotidiano de las instituciones del Estado. Ahí también se fueron, durante todos estos años, recursos fundamentales que podían haber mejorado el sistema de salud que tanto se necesita hoy.
Desafíos de auto-dirección
Frente a esta crisis histórica se abren también desafíos históricos para el pueblo trabajador. La envergadura de la crisis que se está desarrollando le quita margen a los “parches” que desde el Gobierno intente aplicar o los acuerdos o pactos sociales que intente mostrar. Toda pelea que se dé por reivindicaciones salariales o por condiciones de trabajo, como por ej. las que están llevando adelante lxstrabajadorxs de delivery, estatales o los colectiveros, necesariamente son peleas opuestas a los planes que tienen los de arriba.

Un pacto que no es. Alberto Fernández junto a Gobernadores, empresarios y sindicalistas.
Es absolutamente incompatible seguir afrontando los futuros pagos de Deuda con la posibilidad de que el conjunto del pueblo trabajador tenga al mismo tiempo un ingreso acorde a sus necesidades. Es absolutamente incompatible que logremos “soberanía alimentaria”, bandera que levantó el gobierno cuando quiso dar pasos en la expropiación de Vicentín y luego tuvo que recular, mientras la tierra siga en manos de los pools sojeros y el alimento continúe siendo un negocio de pocos. Es absolutamente incompatible que tengamos un sistema de salud acorde a las necesidades de un pueblo, si al mismo tiempo se cumplen con las exigencias de ajuste del FMI o de los buitres.
Ante tamaña crisis y perspectivas que pronostican que eso se agudizará la dirigencia gremial ha sido absolutamente cómplice de que la situación llegue a este punto. Acordó suspensiones, despidos y rebajas salariales y de jubilaciones al mismo tiempo que permite que más del 35% de lxstrabajadorxs continúen precarizadxs.
Por ello el desafío más grande para los y las trabajadoras en estos tiempos, es pelear por todo esto desatándose las manos de esa dirigencia gremial que vive de transar y traicionar las aspiraciones del pueblo trabajador. No vamos a poder afrontar los desafíos que tenemos por delante mientras la CGT siga siendo el obstáculo para llevar adelante medidas de fuerzas. Tenemos que empezar a construir una alternativa desde abajo. Buscar caminos de auto-organización que nos sirvan para auto-dirigirnos, para mandarnos a nosotros y nosotras mismas como trabajadores y trabajadoras. Es la tarea de la hora para defender nuestros salarios, nuestros puestos de trabajo y nuestras condiciones de salubridad. Porque sabemos que no se va a pelear por todo esto si queda en manos de estos dirigentes.
La enorme y potente movilización auto-convocada que se está dando en EEUU, que a su vez es parte de las muchas y potentes luchas que desde abajo, con fuertes elementos auto convocados se fueron desarrollando los últimos años en todo el mundo, es una guía y un enorme estímulo para afrontar con más fuerzas estos desafíos. Discutamos en cada lugar de trabajo, con cada compañero y compañera, como juntamos fuerzas para empezar a transitar ese camino.