SE PROMULGÓ LA LEY DE ABORTO, ENORME CONQUISTA DE LA LUCHA
- Por Marta Martinez, integrante de Autodeterminación y Libertad. Legisladora CABA.
El 14 de enero el Poder Ejecutivo promulgó la ley de Interrupción voluntaria del embarazo que fue votada el pasado 29 de diciembre tras un proceso de lucha de la rebelión feminista. Como lo hemos hecho una y otra vez nos parece fundamental remarcar y resaltar que la legalización del aborto es pura y exclusivamente una conquista de la lucha cientos de miles de mujeres de ayer y hoy.
Solo por hablar de la historia reciente, podemos decir que es el resultado de que las feministas de fines de los años 80 hicieran una gran manifestación un 8 de marzo en el Congreso donde se reclamara, entre otras cosas, la legalización del aborto. También es el resultado de que un grupo de feministas creara la Comisión por el Derecho al Aborto y estuviera incansablemente en la esquina de El Molino recolectando firmas para la legalización, visibilizando las consecuencias del aborto clandestino, repartiendo volantes y tantas cosas cuanto fuera posible para visibilizar la problemática del aborto clandestino. Una referente de esta lucha y creadora de la Comisión es Dora Coledesky, un gran ejemplo de lucha para el movimiento feminista y razón por la cual muchas apoyamos que la ley que legaliza el aborto sea nombrada como Ley Dora.

Movilización feminista frente al Congreso. 1984.
Pero la historia no termina allí, los Encuentros Nacionales de Mujeres –hoy llamados Encuentros Plurinacionales de Mujeres y disidencias- también fueron parte de esta lucha por la legalización del aborto y fue tejiendo lazos para que la problemática retumbara en los oídos de mujeres de todo el país y se discutieran las formas en las que podría llegarse a la legalización.
nos parece fundamental remarcar y resaltar que la legalización del aborto es pura y exclusivamente una conquista de la lucha cientos de miles de mujeres de ayer y hoy.
Muchos años, la problemática de las muertes por abortos clandestinos fue ignorada. Solo unos pocos, como nuestro compañero Luis Zamora, presentaron proyectos en relación a la legalización del aborto y solo en su proyecto se hablaba de la interrupción por la simple decisión de la mujer y de la distribución gratuita y masiva de anticonceptivos así como la enseñanza de Educación Sexual, todo esto ya en el año 1993.

Dora Coledesky, pionera junto a otras luchadoras feministas por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito
La dirigencia política que ha gobernado el país no ha llevado nunca la legalización del aborto como una reivindicación de los derechos de la mujer ni lo ha tenido como propuesta, salvo cuando se lo impuso la rebelión feminista, es decir cuando Macri se vio obligado a ponerlo a debate en 2018 y cuando Alberto Fernández se vio obligado a pronunciarse en 2019. Y esto fue sin dudas, porque en 2015 hubo un antes y un después en la lucha del movimiento de mujeres: el Ni Una Menos. Allí, con cientos de miles de pibas autoconvocadas en las calles al grito de Ni Una Menos y exigiendo basta de violencia comenzaría una nueva historia en la lucha por la legalización del aborto. Sin dudas la llamada Marea Verde, esas cientos de miles de pibas que en 2018 participaron de las vigilias por la legalización y, fundamentalmente, las millones que se pusieron la pelea al hombro y pañuelo verde en mano discutieron en sus lugares de pertenencia por qué no podían seguir muriendo mujeres por realizarse abortos en la clandestinidad.
Fueron esas millones en todo el país, en sus casas, en sus círculos de amigos, en la escuela, en el barrio, en sus lugares de trabajo quienes discutieron por qué esto debía dejar de suceder y así se llegó también a hacer debates televisivos y a que la sociedad en su gran mayoría estuviera de acuerdo en que no deben morir más mujeres por abortos clandestinos.
Existía una enorme retaguardia en relación a la legalización del aborto que cambió su opinión al respecto por la lucha de las millones de mujeres y disidencias dando la discusión en todos lados, de este modo se logró que aquellas quienes no apoyaban la legalización se decidieran a hacerlo pronunciándose a favor de su derecho a decidir y a acompañar y alentar –desde su lugar- a quienes se movilizaban.
Ese pronunciamiento ya es parte de esas millones de mujeres que están hartas y que se enfrentan desesperadamente a la violencia de género y que se referenció en el Ni Una Menos de 2015. La Marea Verde es sin dudas hija de la Rebelión Feminista y solo una parte visible de las millones que apoyaron la lucha, una rebelión de mujeres y disidencias que sale a las calles cada 8M, que participan de los Encuentros Nacionales de Mujeres, que se juntan para reclamar en diferentes lugares justicia por alguna víctima por femicidio, entre tantas otras luchas que se dan porque las mujeres sentimos que hay algo que cambió y está detrás nuestro el respaldo de nuestras compañeras, acto que hoy se conoce como sororidad.
las mujeres sentimos que hay algo que cambió y está detrás nuestro el respaldo de nuestras compañeras, acto que hoy se conoce como sororidad
Es por todo esto que afirmamos que la conquista es de la lucha de la rebelión feminista que ningún dirigente político se puede adjudicar. Tampoco Alberto Fernández, quien en el día de la promulgación dijo que estaba cumpliendo con su palabra y quien ya con anterioridad a la legalización había dicho que “más allá de la enorme lucha del movimiento feminista” se sentía “un abanderado de este reclamo”, poniéndose a la cabeza de un proceso que es imposible que pueda encabezar, principalmente, porque está dejando de lado a las mujeres y personas gestantes que son quienes ponen el cuerpo en esta lucha porque en una decisión se les puede ir la vida. El patriarcado suele legitimar que los hombres se apropien de opresiones que vivimos las mujeres y se atribuyan logros ninguneando lo que le ha costado a las mujeres llegar hasta acá. Alberto Fernández no es una excepción y en ese marco, en conjunto con la conveniencia política de hacerlo, se adjudica cumplir con su palabra.
Pero las palabras de Alberto Fernández en el día de la promulgación fueron falaces también en otro tramo de su discurso, cuando dijo “Estoy muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado”. Sin dudas que la legalización del aborto es un gran paso en la lucha contra el patriarcado pero, también sin dudas, es solo un paso. El patriarcado le impone a las mujeres ser madres, esa obligatoriedad no solamente se refiere a la reproducción biológica sino también a todas las tareas de cuidado que ello conlleva en relación a la vida familiar –entendiendo a la familia en un sentido amplio-.
Al mismo tiempo el lugar reservado para la mujer es el de la casa, lo privado, lo maternal, lo emocional, etc. Esto ve su reflejo en el acceso a la educación, al mercado de trabajo e, inclusive, a las profesiones a las que acceden y, desde ya, a la brecha salarial como consecuencia de todos estos elementos. Es decir que el patriarcado es un sistema, no es la imposición de una sola cosa, es un sistema organizado de opresiones que colocan a la mujer en un lugar de jerarquía inferior a la del hombre y de allí sus consecuencias.
Pero además, es ineludible que el sistema patriarcal se encuentra en paralelo con el sistema capitalista, que también se beneficia de que sea la mujer la que realice las tareas de cuidado. El patriarcado es un sistema opresor que está absolutamente fusionado con el sistema capitalista que domina este mundo en el que un 1% ve crecer sus enormes ganancias mientras crecen el desempleo, la marginalidad, la explotación laboral, la contaminación de los bienes comunes y la destrucción del medioambiente.
Es por ello que lo que le pondrá fin al patriarcado es la derrota del sistema capitalista y patriarcal a través de la lucha de la rebelión feminista en conjunto con toda la clase trabajadora, de manera autodirigida, con las manos desatadas de la dirigencia política que siempre ha propugnado las ganancias de pocos en detrimento de las mayorías y profundizado a través de las instituciones la opresión de las mujeres.